Ciertamente todos sabemos que cuando los niños nacen, son indefensos e incapaces de sobrevivir sin el cuidado, la protección y la instrucción de sus padres.
De los niños puedo decir que son como esponjitas en actividad permanente a los que hay que hablarles para que aprendan a hablar, se les guía para que aprendan a caminar, se les ama para que aprendan a amar, se les instruye con tierno cuidado, y se les da ejemplo con los buenos comportamientos, – o como decían mis padres – los buenos modales, para que tengan sanas habilidades y sepan vivir socialmente.
Así que no nos debe sorprender que Dios se ocupe en asignarnos enormes responsabilidades a los padres con relación al desarrollo de la fe de nuestros hijos. Veamos algunas Escrituras que nos hablan al respecto:
¡Pero tengan cuidado! Presten atención y no olviden las cosas que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras vivan. Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos. El día que ustedes estuvieron ante el Señor su Dios en Horeb, él me dijo: “Convoca al pueblo para que se presente ante mí y oiga mis palabras, para que aprenda a temerme todo el tiempo que viva en la tierra, y para que enseñe esto mismo a sus hijos.” Ustedes se acercaron al pie de la montaña, y allí permanecieron, mientras la montaña ardía en llamas que llegaban hasta el cielo mismo, entre negros nubarrones y densa oscuridad. Deuteronomio 4:9-11
Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. Proverbios 22:6
Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor. Efesios 6:4
Exhorto de esta manera a todos los papás ahora que se acerca la celebración del día del Padre, a que por lo menos en parte, nos ganemos ese honor de ser llamados ¡Papá! A que nos ocupemos en modelar a nuestros hijos en amor, fe y consagración a Dios, fomentando de manera intencional y permanente esos valiosos momentos basados en lo que hoy puedo llamar AFP: “Altar Familiar Permanente” porque como papás, somos responsables de impartir muchos aspectos en la educación y orientación espiritual, emocional y personal de nuestros hijos. Veamos otras Escrituras y con ellas el valioso Consejo de Dios:
¡Oigan esto, ancianos del pueblo! ¡Presten atención, habitantes todos del país! ¿Alguna vez sucedió cosa semejante en sus tiempos o en los de sus antepasados? Cuéntenselo a sus hijos, y que ellos se lo cuenten a los suyos, y éstos a la siguiente generación. Joel 1:2-3
Congreguen al pueblo, purifiquen la asamblea; junten a los ancianos del pueblo, reúnan a los pequeños y a los niños de pecho. Que salga de su alcoba el recién casado, y la recién casada de su cámara nupcial. Joel 2:16
En efecto, la promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar. Hechos 2:39
Por esta y por muchas más razones en Íntima Devoción especialmente por medio de la Iglesia Infantil, siempre hemos promovido métodos organizados de capacitación y enseñanza bíblica, que seguramente se reflejarán en el crecimiento y fortalecimiento de la fe en los matrimonios, dejando como resultado hogares saludables, donde los hijos reciban su primer y más influyente sustento espiritual que, déjeme decirle con atrevimiento, resultará siendo un método de enseñanza que terminará por ser un espacio de formación recíproca, padres enseñando a sus hijos con responsabilidad, e hijos enseñando a sus padres de lo que han recibido.
Démonos cuenta de que ya llegó el tiempo del cumplimiento de lo que nos dice el Señor en la siguiente Escritura:
»Estoy por enviarles al profeta Elías antes que llegue el día del Señor, día grande y terrible. Él hará que los padres se reconcilien con sus hijos y los hijos con sus padres, y así no vendré a herir la tierra con destrucción total.» Malaquías 4:5-6
Rvdo. Nicolás Ocampo J.
Pastor
