La Biblia dice:
”Todo eso le sucedió a nuestro pueblo para que nos sirva de ejemplo y aprendamos la lección. Y quedó escrito en la Biblia, para que nos sirva de enseñanza a los que vivimos en estos últimos tiempos.”
1 Corintios 10:11 (TLA)
Hoy abrimos la Biblia con una mentalidad de “Aprendiz”. Pablo nos dice que las historias (buenas y malas) del pueblo de Israel no son solo historia antigua, ¡son lecciones de vida escritas en la Palabra de Dios, directamente para nosotros!
Sinceramente, siempre me ha parecido más sensato aprender de las experiencias ajenas que de mis propios errores. Sí, es popular esa frase de que “nadie experimenta por cabeza ajena”, y tiene algo de verdad, pues hay lecciones que solo se aprenden en carne propia.
Sin embargo, si somos honestos, la vida es demasiado corta y los errores duelen y duran mucho. No tenemos suficiente tiempo para aprenderlo todo bajo el costoso y doloroso método de “prueba y error”.
Aquí es donde entra la Sabiduría de Dios. Él, en su amor, ha documentado cientos de fracasos, pruebas, victorias, y esperas en la Biblia, y también nos ha permitido observar la vida de quienes nos rodean.
Si queremos madurar en nuestra fe y adquirir sabiduría espiritual, debemos ir más allá de solo leer. Debemos meditar en cómo Dios ha obrado a través de cada circunstancia (tanto en la Biblia como en nuestra vida).
Te invito a que, como un buen aprendiz, tomes estas preguntas y las uses como un espejo para tu alma, buscando las respuestas en la Biblia y en tu propia historia con Dios:
* ¿Qué me ha enseñado Dios acerca del fracaso? (Mira la historia de Pedro o Jonás).
* ¿Qué me ha enseñado Dios respecto a la carencia o la abundancia? (Piensa en el ejemplo de Elías o de Pablo).
* ¿Qué me ha enseñado Dios en cuanto al dolor, el pesar, o la depresión? (Recuerda a Job o los Salmos de David).
* ¿Qué me ha enseñado Dios a través de la espera y la desilusión? (Medita en Abraham, Sara, o la nación de Israel).
* ¿Qué he aprendido de mi familia, mi iglesia, mis relaciones, y hasta de mis críticos? (Todo aspecto de nuestra vida es un aula de aprendizaje).
Cada lección de vida (la tuya y la de los demás) es una oportunidad de encontrar la Verdad inmutable de Dios.
Sin duda alguna, Dios había planeado que el ejemplo de Su Pueblo Israel, fuera útil para que los seguidores del Señor Jesús podamos aprender, madurar y ser conscientes de los patrones que tienen las situaciones cotidianas y llegar así a ser más eficientes y santos en nuestra fe (por favor leer Hebreos 3:7-19).
Oración
Padre Celestial, hoy me presento ante ti como un humilde aprendiz. Reconozco que no tengo tiempo para cometer todos los errores. Gracias porque pusiste en la Biblia la vida y las lecciones de otros para que yo no sea insensato. Abre mis ojos no solo para leer las Escrituras, sino para ver tu Verdad y tu Enseñanza en cada página. Ayúdame a ser un observador sabio, aprendiendo de mis errores y de los de los demás, para que mi respuesta sea siempre de obediencia amorosa a ti. Te lo pido en el Nombre precioso del Señor Jesús y en el Poder de tu Espíritu Santo, Amén.