Después de afirmar que hay estorbos en la oración de un
esposo (1 Pedro 3:7) el Espíritu Santo por pluma del Apóstol Pedro ordenará lo
siguiente:
“Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos,
amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables…”
1 Pedro 3:8 RVR1960
Este es ese tipo de texto que la gente lee, recita y hasta
aprende de memoria, pero que normalmente pasa por alto el hecho de que cada
palabra es en realidad una instrucción necesaria para que su vida y su
matrimonio; y él mismo pueda convertirse en el hombre y esposo que Dios desea.
Tratemos de mirar cada palabra.
Primera Instrucción: SÉ DE UN MISMO SENTIR.
Es horrible tener un matrimonio en permanente discordia.
Produce infelicidad, ansiedad, cansancio emocional y espiritual; y peor aún,
produce distanciamiento mental, sentimental y físico.
El Evangelista Mateo nos narra una expresión de nuestro
Dios:
“Jesús conocía sus pensamientos y les dijo: «Todo reino
dividido contra sí mismo quedará asolado; toda ciudad o familia dividida contra
sí misma no se mantendrá en pie.”
Mateo 12:25 NVI
Con regularidad la gente piensa que puede estar casada y a
la vez vivir de manera libre e independiente. Tal forma de actuar además de ser
egoísta – que es lo contrario al amor – es la mejor manera para hacer sentir
incompletos a los miembros de la pareja.
No es posible tener un matrimonio saludable cuando ambos
emprenden caminos separados.
Es posible que tú y tu esposa tengan trabajos, intereses y
actividades separadas, pero si con regularidad están orando juntos, y el uno
por el otro, esto los mantendrá sintonizados y en la misma senda.
Orar juntos es trabajar en tener “un mismo sentir”
para obtener unidad en la mente y en el espíritu, y es la mejor manera de pedir
sabiduría a Dios (Santiago 1:5) para desechar toda situación y actividad que
promueven la falta de unidad.
Trata de recordar todo asunto que ha causado división entre
tú y tu esposa:
* La presencia de un familiar imprudente
* La manera de administrar los recursos
* Formas diferentes de educar a los hijos
* Oportunidades laborales en ciudades distintas
* La percepción de la necesidad de la Iglesia en la vida
familiar
* La incertidumbre de un negocio llamativo, pero de alto
riesgo
* La falta de unanimidad y liderazgo para tener un tiempo de
Altar Familiar en casa.
* (Todo lo que el Espíritu del Señor te haga recordar)
Luego, ora específicamente por esa situación y finalmente,
aprende a desarrollar en tu espíritu la oración como única manera de buscar la
conciliación que los lleve a tener “un mismo sentir”.
Recuerda: Quien ama una relación no permanece en la
discusión.
Oración:
Padre Celestial, te pido que nos lleves a (nombre de la
esposa) y a mí a un nuevo nivel de unidad mutua. Que seamos de una misma mente.
Muéstrame lo que debo hacer para que esto sea una realidad en nuestras vidas.
Dame palabras que edifiquen y no que destruyan, palabras que sanen y no que
hieran. Convénceme de mi error cada vez que no viva de acuerdo con tu voluntad.
Ayúdame a madurar para que mis actos infantiles egoístas que
atentan contra la instrucción de tener “un mismo sentir” no corrompan
la unidad con mi esposa.
Te lo pido en el Nombre de tu Hijo Jesús, Amén.