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Íntima Devoción IEC

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¿De dónde eres?

Por mandato del Señor, Moisés anotaba cada uno de los lugares de donde partían y adonde llegaban. Ésta es la ruta que siguieron:
Números 33:2

¿De dónde eres? Se supone que esta es una pregunta de fácil respuesta. Pero, para mí que me he mudado no sé cuántas veces nunca me va a parecer tan fácil responder.

A veces digo que soy de Cañasgordas, otras veces de Pueblo Rico (anteriormente llamado Betsaida); en otras ocasiones digo que soy de Medellín y hasta me da risa decirlo, porque he recorrido una buena parte de los barrios de esta ciudad, a tal punto que no tengo identidad con ningún de ellos. Soy récord junto a mi familia en asuntos de mudanzas y trasteos. Todo esto me hace recordar la manera como lo narra el Libro de Números cuando
específicamente nos habla de cada parada de los israelitas en su recorrido desde la salida de Egipto hasta llegar a La Tierra Prometida.

Hoy (martes 18 de Julio), mientras hacía precisamente un recorrido en nuestro vehículo con mi hija Claudia y que incluía encontrarnos con mi otro hijo, Nicolás Jr. Mi hija y yo tuvimos la oportunidad de hacer memoria y a su vez hacer una lista detallada en cuanto a nuestros recorridos al mudarnos de una casa a otra. Francamente fue muy grato y también nostálgico recordarlo.

Todo esto me llevó a pensar también en que esa lista detallada de los recorridos del pueblo de Israel tiene como objetivo que sea un registro histórico, asegurando de esa manera, como lo hice con Claudia y como eventualmente lo hago con mi esposa y mi otro hijo, que haya un recuerdo para las generaciones futuras de manera que estén al tanto de nuestras pruebas y tribulaciones que, guardadas las proporciones, soportamos como ocurrió con nuestros antepasados.

Al mirar detenidamente la ruta de los israelitas, La Palabra de Dios, La Biblia, tiene como objetivo conectar a las generaciones posteriores con sus orígenes, recordándoles el recorrido que hicieron los antepasados guiados por el Poder de Dios que los condujo a lo que hoy es Israel.

Los recorridos en nuestra propia vida pueden no ser tanto de región en región como Israel, o de apartamento en apartamento como mi familia y yo, sino las distintas fases de nuestra vida, períodos de escasez, o de abundancia; tiempos buenos, o tiempos no tan buenos; periodos de aprendizaje, viajes que ocasionalmente hemos realizado, personas que hemos conocido, unos están, otros se fueron; y qué decir de los proyectos emprendidos, alguno realizados y otros inconclusos todavía.

Lo que sí es cierto es que cada experiencia, cada parada, cada temporada, nos cambia, nos permite crecer en fe y desarrollarnos con normalidad como hijos de Dios.

Al enumerar cada etapa, la Eterna Palabra de Dios nos enseña a apreciar y aprender de cada período de nuestro viaje, reconociendo que incluso los momentos aparentemente terrenales o los tiempos difíciles tienen un propósito. Cada encuentro, cada experiencia con plena seguridad contribuye a nuestro crecimiento personal y lo más importante a nuestro desarrollo espiritual.

Apreciemos cada paso en el viaje de la vida. Recordemos de dónde venimos y todo lo que hemos recorrido para llegar hasta donde estamos hoy y hasta que lleguemos a la Patria Mejor.

No sé si algún día llegaré a tener un apartamento propio donde pase mi vejez junto a los míos, pero de lo que sí estoy seguro es que mi Señor Jesús me tiene preparada no solo una Patria propia, sino una Mansión bella, cómoda y ¡Propia!

Permítame le comparto el siguiente texto:

Jesús les dijo: “No se angustien ustedes. Crean en Dios y crean también en Mí. En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera
así, Yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar. Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde Yo voy a estar. Juan 14:1-3 (DHH)

Y este otro:

Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Hebreos 11:13-16

(Te invito además a que leas todo el capítulo 33 de Números).  

Rvdo. Nicolás Ocampo J.
Pastor
  

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