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Del Estrado al Banquillo

Francamente quien administra justicia, simultáneamente con falta de dignidad moral para hacerlo, lo que en realidad está haciendo es administrar injusticia.

No quiero, ni me propongo mucho menos, hacer leña del árbol caído, pero es inevitable sentir algo de pesar cuando se descubre que un juez pasa de impartir justicia a ocupar el banquillo de acusado.

Le comparto la siguiente noticia publicada recientemente por los medios de comunicación de nuestro país:
“Ante el Juez Séptimo con función de control de garantías de Ibagué, la Fiscalía Seccional Tolima llevó a cabo la imputación de los delitos de tentativa homicidio y porte ilegal de armas en contra de la jueza del municipio de Ataco, Lilia Alberta Ospina Fuentes y de su madre, María Alberta Fuentes Ortegón. (Capturan a jueza por haber ordenado presuntamente el asesinato de una mujer en Ibagué)

Lo anterior por el atentado del que fue víctima Mirna Gisela Torres Sáenz, el pasado 20 de marzo en Ibagué, cuando conducía su automóvil por el sector del barrio Parrales. (Mujer sobrevive a ataque de sicarios en el norte de Ibagué)
Esto producto de una venganza pasional”.
Al mirar las escenas de captura, y audiencias de imputación de cargos, no me escandalizo por lo sucedido con la juez en mención, puede equivocarse como cualquier ser humano, pero sí siento que debo conservar ese concepto de juez que siempre he tenido, el cual es que “un Juez es el único ser humano que tiene la potestad de desarrollar una función que es exclusiva de Dios”. Hacer justicia.

Qué fácil es pasar de acusar a ser acusado; de juzgar a ser juzgado o más allá de tener el poder de condenar a ser condenado.
Ahora bien, contrariamente a como sucede con los jueces quienes son proclives a equivocarse, gracias a Dios, con Él tenemos la gran esperanza y la certeza que sus juicios siempre serán justos y verdaderos, de manera que cuando nos presentemos ante el tribunal de Cristo, lo que Él determine, juzgue y sentencie siempre será una justicia limpia y justa.

El apóstol Pablo entre otros escritores bíblicos, no pocas veces nos habla sobre el tema de la justicia divina y escribe:

Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida. 2Ti 4:8

Entre tanto nosotros por recomendación del mismo Señor Jesús debemos guardarnos no sólo de violar la dignidad que nos ha dado de ser sus hijos, sino de abstenernos de desempeñar un papel que no nos luce bien, ser jueces.

No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará. Luc 6:37

 

Rvdo. Nicolás Ocampo J.

Pastor

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