La Biblia dice:
Dios quiere que ustedes vivan consagrados a Él, que no tengan relaciones sexuales prohibidas, y que cada uno de ustedes sepa controlar su propio cuerpo, como algo sagrado y digno de respeto. Deben dominar sus malos deseos sexuales, y no portarse como los que no creen en Dios.
1 Tesalonicenses 4:3-5 TLAEl pecado es un maestro del engaño, y para justificar la inmoralidad sexual, utiliza argumentos que “humanamente pudieran sonar razonables,” pero son contrarios a lo que Dios ha determinado.
* Argumentos Orgánicos: “El sexo es una necesidad biológica que debe satisfacerse… la falta de sexo enferma.” (Este falso argumento confunde una función biológica con una obligación sin límites).
* Argumentos Culturales: “Los hombres necesitan varias parejas para demostrar virilidad.” (Esta es una mentira que sustituye el carácter por el libertinaje).
* Argumentos de la Ideología: “El placer sexual es el fin… la monogamia es retrógrada.” (Esta idea pone la satisfacción del ‘yo’ por encima del pacto y la Verdad de Dios).
* Argumentos Subjetivos: “El amor no le hace daño a nadie, así que disfrutemos el sexo.” (Una falacia que usa la emoción para justificar la desobediencia).
Contrario a esos argumentos, la Verdad Bíblica es que estamos llamados a controlar nuestro propio cuerpo y a dominar nuestros malos deseos sexuales, no a rendirnos ante ellos. Confiar en estos argumentos es insensato.
Para Meditar:
* ¿Qué “argumentos” uso o escucho para justificar pensamientos o actos de inmoralidad sexual?
* ¿Estoy dominando mis deseos o estoy permitiendo que mis deseos me dominen a mí, portándome “como los que no creen en Dios”?
Oración:
Padre Celestial, Tú eres el Dios de la Verdad, revélame las mentiras sutiles con las que el enemigo y mi propia carne intentan engañarme. Dame discernimiento y el dominio propio que viene de Tu Espíritu Santo para rechazar todo argumento que se levante contra Tu Palabra. Que Tu Verdad sea la única que rija mi vida.
Te lo pido en el Nombre precioso del Señor Jesús y en el Poder de tu Espíritu Santo, Amén.
