Es verdad que el conocimiento no solo hace parte de la persona, sino que le es necesario. Es por esa razón que nos capacitamos en centros académicos donde se nos facilita crecer intelectualmente a tal punto que muchos terminan en una completa obsesión por el conocimiento. Es decir, no les importa cuánto tiempo se la pasan llenándose más y más de conocimiento, de manera que pueden llegar a tener varios títulos académicos, mas nunca alcanzar a ser profesionales.
Hoy tenemos muchas personas que hacen de su conocimiento una especie de “santuario” al exceso de tener la capacidad de subirse al árbol del conocimiento y de esa manera tratar de divisar a Dios y eventualmente cuestionarlo o a lo sumo dudar de su existencia.
He escuchado decir a personas que estudian en un seminario teológico que llegan a dudar de la existencia de Dios. Paradójico, pero así es, estudian la ciencia de Dios y terminan por dudar de su existencia, de la existencia de Dios claro está.
No me propongo cuestionar a quienes estudian, a mí personalmente me apasiona el conocimiento y el estudio, pero aprendí que el conocimiento no me hace obediente, más sí la obediencia es una muestra de conocimiento. Palabras más, palabras menos, el conocimiento no me hace obediente, pero la obediencia sí me da conocimiento. Un verdadero profesional siempre va a querer primero ser obediente antes que estar lleno de conocimiento. Dejo claro que profesional no es sinónimo de título universitario. Hay muchos profesionales sin un título universitario como de igual manera hay personas sin un título profesional pero que dejan ver a las claras sus profesionalismo.
Dicho lo anterior, es lo que me permite hacer semana tras semana desde este saludo pastoral un aporte para tu conocimiento, pero que a su vez te conduzca a la obediencia a Dios, por dicha razón esta semana quiero escribir sobre un personaje nada apreciado entre la mayoría de la gente, menos dentro del pueblo cristiano: Barrabás.
¿Quién era Barrabás? Vamos a mirar qué nos dicen las Sagradas Escrituras:
Pero como ustedes tienen la costumbre de que les suelte a un preso durante la Pascua, ¿quieren que les suelte al “rey de los judíos”? —¡No, no sueltes a ése; suelta a Barrabás! —volvieron a gritar desaforadamente. Y Barrabás era un bandido. Juan 18:39-40
No quiero salir en defensa o en contra de Barrabás, ya que ni siquiera lo conocí. Pero la mayoría de traducciones derivadas del Latín (Imperio Romano), califican a Barrabás como un vulgar ladrón o bandido, es decir algo como un delincuente de medio pelo pero Barrabás es un nombre ¡ARAMEO!, (Bar Abá). BAR significa hijo, y Abá significa ¡Padre!, el nombre de Barrabás significa entonces “Hijo del Padre”
Barrabás era un hombre luchador y visionario que luchaba a favor del pueblo judío y en contra del poderoso Imperio Romano, además es posible que haya pertenecido a los Zelotes, también mencionados en La Biblia como quiera que Simón al que llamaban Zelote se le conoce como discípulo del Señor Jesús.
Según lo anterior, me atrevo a decir que los zelotes era un grupo ultra- nacionalista que usaba la fuerza y la violencia para mover sus ideales, a tal punto que provocaban revueltas y asonadas violentas en contra del Imperio Romano. Buscaban terminar con el dominio romano sobre todo Israel a fin de lograr su independencia política. De ahí que echando mano y que según mi percepción es posible que los judíos prefirieran su libertad antes que la libertad del Señor Jesús porque se identificaban con Barrabás y su liderazgo. Lo que los judíos no entendían es que el Verdadero Hijo del Padre, Jesús, había venido a darnos la libertad no solo sobre un Imperio, sino sobre aquel que maneja los hilos del Imperio Romano, sino de todos los poderes en el mundo, el diablo.
Ahora entiendo por qué el profeta Zacarías escribió:
Ésta es la palabra del SEÑOR para Zorobabel: » “No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el SEÑOR Todopoderoso—. Zacarías 4:6