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El homosexualismo

No es que los verdaderos cristianos seamos homófobos, simplemente nos ceñimos a las Sagradas Escrituras, nos ceñimos a lo que dice Dios frente al tema y al pecado en su extensión, sin importar el precio que tengamos que pagar.

Resulta que, sobre el tema de la homosexualidad soy abordado con frecuencia por personas que desean saber cuál es nuestro punto de vista personal, como pastores y como iglesia. Francamente tengo que decirlo reiteradamente que frente a los temas que tienen que ver con el pecado, lo más excelente es que mostremos interés en lo que Dios dice, aceptemos lo que Dios dice y obedezcamos lo que Dios dice. ¡Punto!

Cuando así procedemos créame francamente que vamos a ser señalados como impopulares, intolerantes y hasta reprochables; en términos generales, nos señalan como personas repudiables.

Queda claro pues que nunca nuestra posición o pensamiento va a estar por encima de la posición o pensamiento del Espíritu Santo quien inspiró al Apóstol Pablo a que escribiera lo siguiente:

Por eso Dios los entregó a los malos deseos de sus corazones, que conducen a la impureza sexual, de modo que degradaron sus cuerpos los unos con los otros. Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los seres creados antes que al Creador, quien es bendito por siempre. Amén. Por tanto, Dios los entregó a pasiones vergonzosas. En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza. Así mismo los hombres dejaron las relaciones naturales con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros. Hombres con hombres cometieron actos indecentes, y en sí mismos recibieron el castigo que merecía su perversión. Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer. Romanos 1:24-28

Las frases “cambiaron La Verdad de Dios”; “degradaron sus cuerpos”; “cambiaron las relaciones naturales” y “actos indecentes” dejan muy, pero muy poco espacio para las dudas acerca de qué posición tiene Dios ante las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Él determina contundentemente la práctica del sexo homosexual como: un pecado.

Por lo tanto, podrá haber una gran cantidad de debates políticos; podrá haber apelaciones a través de marchas masivas y toda clase de movimientos sociales como el progresismo o el feminismo que contagian a la sociedad para hacerles cambiar de pensamiento y con ello el cambio de posición influenciando a los políticos para incitarlos para que por medio de leyes “corrijan” y cambien ese hecho, pero La Palabra de Dios es insobornable razón por la cual siempre será inalterable. Si usamos la Eterna Palabra de Dios como base para nuestras decisiones morales, no podemos aceptar la opinión popular de que la homosexualidad es una conducta normal y por esa razón debe ser aceptable. Lo que sí es cierto es que más allá de eso, necesitamos aprender a comunicar La Verdad de Dios acerca de este tema de una manera amorosa. Necesitamos aprender a evitar sonar sentenciosos cuando se toque el tema en cualquier ámbito donde nos encontremos, reconociendo nuestros propios errores y hasta pecados en otras áreas de la vida y nuestra propia necesidad y siempre mostrar que el perdón de Dios es nuestra prioridad. Necesitamos aprender a enfatizar la increíble e insondable Gracia que Dios le ofrece a todo aquel que viene a Él.

De manera que para alcanzar el perdón que en Cristo Jesús Dios nos da, tenemos que arrepentirnos de todos nuestros pecados, incluida la homosexualidad. Propiamente es lo que nos dice Dios el Señor por boca y pluma del profeta Isaías:

Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al SEÑOR, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia. Isaías 55:7

Rvdo. Nicolás Ocampo J.
Pastor
  

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