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EL PODER TRANSFORMADOR DEL SILENCIO

La Biblia dice:
​”El falto de juicio desprecia a su prójimo, pero el entendido refrena su lengua.
(Proverbios 11:12 NVI)

La Trampa de la Reacción
​¿Alguna vez has sentido la punzada ardiente de la calumnia, la ofensa, o el ataque injusto? Nuestra reacción instintiva es defendernos, responder con la misma moneda o justificar nuestra posición.
Queremos “recoger nuestra reputación” de inmediato. Sin embargo, el camino de Cristo Jesús nos llama a una respuesta radicalmente diferente: el silencio. (Isaías 53:7, Mateo 26:62-63, Mateo 27:12-14, Lucas 23:9, Juan 19:9)

Estos textos Bíblicos que meditamos hoy, nos invitan a ver el silencio no como una rendición, sino como un arma espiritual poderosa.

​Cuando somos atacados, el mundo nos dice: “Habla, defiéndete, pelea.” Pero el Espíritu Santo nos susurra: “Guarda silencio” (1 Pedro 2:23)
¿Por qué? La Biblia nos da algunas razones profundas que convierten el silencio en un acto de fe y obediencia:
* ​ Es un horno de Perfección: Al callar, le permitimos al Señor trabajar en nosotros. Experimentamos una pequeña fracción de lo que Él sufrió en silencio, lo que nos purifica y nos moldea a Su carácter.
* ​ Es un Escudo de Pureza: Cuando respondemos con ira, contaminamos nuestro propio espíritu y dividimos nuestra mente. El silencio mantiene nuestro corazón enfocado y nos permite orar con pureza, sin la carga de la contienda innecesaria.
* ​ Es una Declaración de Fe: Guardar silencio es decirle a Dios: “Mi defensa no está en mis palabras, sino en Tu fidelidad.” En ese silencio, el Señor mismo se convierte en nuestro Abogado y nos fortalece, mostrándonos que Él no nos abandonará aunque todos lo hagan.
* ​ Es un Camino de Humildad: El orgullo quiere la última palabra. La humildad confía la justicia a Dios. Al callar, nos hacemos más humildes, y el resultado es una victoria silenciosa: saldremos más fuertes en el Espíritu para la próxima batalla.

​Proverbios 11:12 nos recuerda que hay una diferencia fundamental entre el falto de juicio y el entendido.
* ​ El falto de juicio desprecia a su prójimo con sus palabras, o se apresura a contestar cuando es despreciado.
* ​ El entendido no desprecia a su prójimo, y por lo tanto, refrena su lengua al ser provocado. Sabe que no vale la pena recoger una reputación “derramada” con esfuerzos humanos; es mejor dejar que Dios la restaure en Su tiempo.
​El verdadero poder no reside en lo que decimos, sino en la autoridad que le damos a Dios sobre nuestra reacción.

Oración
Padre Celestial, te damos gracias por la dolorosa experiencia donde nuestra reputación ha sido injustamente dañada y derramada como agua. Gracias por llamarnos a la quietud del silencio, usándolo como un medio para purificar nuestro espíritu y fortalecer nuestra confianza absoluta en Ti. Concédenos el valor y la gracia para imitar a Jesús, nuestro Señor, a través del inmenso Poder de tu Espíritu Santo. Amén.

Rvdo. Nicolás Ocampo J.
Pastor
  
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