LA Biblia dice:
“Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta”.
Salmo 5:3
Colombia, 1997. El país estaba en medio de una profunda violencia. Como un joven recluta del ejército, vi la cruda realidad del conflicto. Entre carros bomba, ataques guerrilleros y crímenes sin castigo, aprendí una lección crucial sobre la espera.
Un día, un criminal que había asesinado brutalmente a un anciano fue capturado, solo para ser liberado porque era menor de edad. La justicia de los hombres había fallado, pero un oficial sabio tuvo una idea: “Ahora sabemos su nombre y cuándo cumplirá la mayoría de edad. Simplemente, hay que esperar“.
Esta historia me enseñó que la espera es una pausa, pero no una pasiva. En el salmo 5:3, la palabra hebrea para esperar, tsafá, significa mucho más que simplemente quedarse quieto. Significa observar, vigilar con expectación, anhelar y creer activamente.
Esperar en el Señor no es inactividad, es una fe y paciencia activas.
Esperar en el Señor es renunciar a nuestra propia ansiedad, prisa y control para depender de Él.
Debemos esperar en el Señor en tres áreas principales de nuestra vida:
1. Qué hacer
A diario, nos enfrentamos a decisiones que nos hacen sentir abrumados: ¿qué carrera seguir?, ¿qué hago con mi matrimonio?, ¿cómo corrijo a mi hijo? El diablo nos tienta a actuar con prisa y desesperación. Pero cuando esperamos en Dios, Él nos da la respuesta. En Hechos 2:37-38, la gente preguntó a los apóstoles qué hacer y, al esperar en el Espíritu, Pedro les dio una guía clara y precisa para la salvación.
2. Dónde ir
Tendemos a confiar en nuestra propia sabiduría o en la de otros, como amigos y familiares. David, en la desesperación por recuperar a su familia, consultó primero a Dios: “¿Debo perseguir a esa banda? ¿Los voy a alcanzar?” (1 Samuel 30:8). Dios le dio la dirección exacta. Esperar en Dios para saber a dónde ir, es un acto de humildad y confianza en Su dirección. El apóstol Santiago nos advierte contra la arrogancia de hacer planes sin Él (Santiago 4:13-16).
3. Qué decir
La palabra es un don, pero es fácil cometer errores al hablar demasiado (Proverbios 10:19). El Señor Jesús nos dice que, cuando estemos ante gobernantes, no nos preocupemos por lo que diremos, porque el Espíritu Santo hablará por nosotros (Mateo 10:19-20).
Esperar en Dios nos enseña a refrenar la lengua y a hablar solo cuando Él nos lo indique, con la certeza de que nuestras palabras serán guiadas por Su sabiduría.
Esperar en Dios es una decisión consciente. Es dejar de depender de nuestra capacidad y ansiedad, para confiar en que Él nos dará las respuestas exactas, la dirección perfecta y las palabras correctas.
Oración
Padre Celestial, ayúdame a entender que Esperar en ti es mucho más que una frase, es un estilo de vida en el que puedo tener la convicción de actuar conforme a tu Voluntad.
Permíteme sentir que Esperar en ti es lo mejor que puedo hacer cuando tengo que decidir Qué hacer, Dónde ir, Qué decir.
Oro a ti en el Nombre precioso del Señor Jesús y en el Poder de tu Espíritu Santo, Amén.