La Biblia dice:
”Jesús le dijo: — Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí.”
JUAN 14:6 (RV2020)
En la travesía de la vida, a menudo nos enfrentamos a encrucijadas donde las circunstancias parecen dictar nuestra ruta. Es común escuchar a personas justificar sus elecciones diciendo que, ante la falta de oportunidades o la presión del momento, tuvieron que “enrutarse” por caminos que, si bien ofrecieron sustento económico o estabilidad aparente, los dejaron vacíos.
Estas decisiones, tomadas desde la desesperación o la conveniencia, son a veces caminos de muerte (Proverbios 14:12), pues aunque nos dan lo necesario para vivir, nos roban la paz, la plenitud y la verdadera satisfacción, piense en esto:
* Un matrimonio basado en la necesidad.
* Una ocupación elegida por el salario, no por la vocación.
* La búsqueda de ingresos a través de medios cuestionables o ilícitos.
* Una vida consumida por el “hacer” en lugar del “ser”, como el exceso de exposición en redes sociales o trabajos que solo ofrecen mucho esfuerzo a cambio del salario mínimo.
Son los caminos del “porque “tocó eso” y no hubo más”.
Ante la dolorosa perspectiva de una vida sin propósito verdadero, el Señor Jesús se levanta y pronuncia la declaración más radical y esperanzadora de todas: “Yo soy el camino.”
Él no señala un camino, sino que Él es la ruta misma. Este Camino no es solo una opción más; es el único que garantiza un final seguro, porque la meta no es temporal ni material, sino la Presencia Eterna y Amorosa de nuestro Padre Celestial.
No importa dónde te encuentres hoy: si estás en medio de un “camino equivocado” o si te sientes estancado en una ruta que te roba la alegría, hay esperanza. Aceptar a Jesús como tu Camino es el acto más sabio que puedes hacer. Es un cambio de rumbo que, no solo te da un propósito eterno, sino que impacta tu vida presente.
Cuando reconocemos nuestra necesidad y le entregamos nuestras decisiones, Dios mismo promete intervenir y enderezar lo que hemos torcido.
La Biblia dice:
“El camino de Dios es perfecto; la Palabra del Señor es intachable. Escudo es Dios a los que en Él se refugian. ¿Quién es Dios, si no el Señor? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? Es Él quien me arma de valor y endereza mi camino…”
Salmo 18:30-33 (NVI)
Jesús no es solo un mapa; es la guía, el destino y el poder que te arma de valor para caminar con firmeza. Hoy, puedes dejar el camino del “tocó esto” y comenzar a andar en el Camino Perfecto de Dios que es Jesús.
Oración
Padre Celestial, en ocasiones he pensado que mi vida no tiene sentido. Mis decisiones reflejan que el apresuramiento y la necesidad inmediata han sido la fuente de mi parecer.
Sin embargo, recibo con esperanza las Palabras del Señor Jesús. Te pido que me ayudes a andar en Él para que mi vida tenga como propósito Glorificar tu Santo Nombre.
Amén.