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Juicios ligeros

Esos que emitimos antes de tiempo o fuera de lugar. Esos sobre los cuales opinamos y hasta actuamos antes de tiempo, solo con el simple argumento que le damos un final, antes de que nos enteremos.

Resulta que una vez, o érase una vez, [así es como empiezan los cuentos infantiles], un maestro decidió llevar a sus pequeños alumnos a un día de campo donde disfrutaron demasiado de la naturaleza. Cuando los niños regresaron a sus casas, una de ellas le contó a su papá algo “extraordinario” que había sucedido: Papá, le dijo, todo iba de maravilla hasta que apareció una mariposa ¡así de grande! Mientras extendía sus dos manitos, y además de muchos colores. Fue tanto el susto de mis compañeritos que todos cogieron piedras para matar la mariposa y yo, continuó la niña, cogí un palo…en ese momento el papá interrumpió y le dijo en tono severo y amenazante: “Hija, eso no es lo que has aprendido en casa… papá, interrumpió la niña, yo tomé el palo para atajar a mis compañeritos y de esa manera, salvé la vida de esa hermosa y gigante mariposa.

Es exactamente lo que ocurre cuando nos anticipamos a los hechos y damos un “final anticipado” o hacemos un “juicio ligero” sobre cualquier hecho, persona o circunstancia y pasamos en fracción de segundos de justos a implacables acusadores, o simplemente atizamos el fuego de una hoguera con la cual se va quemar a algún inocente.

Del Señor debemos aprender que Él no juzga por las apariencias o por los rumores, como lo dicen las siguientes Escrituras Sagradas:

Pero el SEÑOR le dijo a Samuel: —No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón. 1Samuel 16:8

Él se deleitará en el temor del SEÑOR; no juzgará según las apariencias, ni decidirá por lo que oiga decir, Isaías 11:3

Enviaron algunos de sus discípulos junto con los herodianos, los cuales le dijeron: —Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro y que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias. Mateo 22:16

Al llegar le dijeron: —Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias, sino que de verdad enseñas el camino de Dios. ¿Está permitido pagar impuestos al césar o no? Marcos 12:14

—Maestro —dijeron los espías—, sabemos que lo que dices y enseñas es correcto. No juzgas por las apariencias, sino que de verdad enseñas el camino de Dios. Lucas 20:21

No juzguen por las apariencias; juzguen con justicia. Juan 7:24

 

¿Te has puesto a pensar en la fila que hicieron los hombres de un pueblo con la firme intención de lapidar a una mujer, la mayoría de ellos llevados por los rumores, nunca con conocimiento de causa? Estaban dándole fin a un suceso del cual ni siquiera eran testigos, sólo eran personas que se habían dejado llevar por incendiarios que transpiraban crueldad y no se daban cuenta que el castigo que querían infligir en otros era el que ellos mismos merecían recibir.

Tengamos pues cuidado de dar un final a un asunto haciendo un “Juicio Ligero” y no según la verdadera realidad de un hecho, por insignificante que este parezca.

En el cuento que te relaté, la que parecía ser una necia, actuó con cordura y sabiduría y el que quería mostrarse como un sabio escrupuloso pasó por necio, todo porque no escuchó la versión hasta el final.

 

Rvdo. Nicolás Ocampo J.

Pastor

  

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