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Íntima Devoción IEC

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La basura

Devoción, como seguramente debe haber en otras   congregaciones un      maravilloso equipo que semana tras semana (los miércoles), embellece  el Templo  y que lo hemos llamado “AMOR POR LA CASA DE DIOS”.   Resulta que no hace muchos días una de las  hermanas quien es la encargada de asear los baños, muy preocupada me mostró una bolsa con un olor nauseabundo, de verdad que apestaba. La conclusión a la que llegamos es que, en los afanes del fin de semana, una mamá dejó de su bebé un pañal con excremento, el cual logró un nivel de  descomposición impresionante. 

Todo este hecho del cual no quiero hacer relevancia, excepto que tomarlo como ilustración después de ver las caras de quienes estaban cerca con expresiones   diversas en las que con asco no querían saber ni oler lo que allí se escondía. 

Estaba recordando en este preciso instante la conversación que tuvieron dos hombres mayores en las que se compartían mutuamente experiencias en sus  matrimonios. Esa conversación tan particular, que inicialmente percibí como la de dos hombres que no tenían nada más de que hablar, al final me pareció interesante  y  quedó grabada en mi mente. Ellos discutían acerca de las alegrías de la vida conyugal:

– “Amo a mi esposa” – dijo Florencio*** – “es por eso que hago todo lo que me pide. Ella me dice:- Florencio***, por favor, sacá la basura,     entonces yo enseguida la saco”. El otro esposo estuvo de acuerdo y pensó que Florencio*** realmente ama a su esposa.

Entonces para no   quedarse atrás el otro dijo: – “también yo hago todo lo que mi esposa me pide. Es más, ella ni siquiera tiene que decirme lo que desea. ¡Basta con que diga: “Uf! ¡El olor de esta basura está apestando la cocina”!’ para que yo comprenda que ella quiere que la saque… y eso es lo que hago, por supuesto! 

Aunque ambos hombres querían manifestar el amor por su respectiva esposa, me pareció bien sacar la siguiente conclusión: Llámese o no amor, es que el olor de la basura es tan horrible que nadie lo puede soportar. Pero además pensé que siempre relacionamos la basura con los deshechos que a diario van quedando, pero que no nos damos cuenta de muchos olores que deja la basura de lo que vamos anidando en nuestras propias vidas. Aunque los esposos anteriormente mencionados decían mostrar amor por su cónyuge con el simple acto de   botar la basura, y del que nadie se devuelve para querer oler de nuevo esa apestosa hediondez de la basura que ya abandonó, debería impulsarnos a recordar el amor por nosotros mismos mostrándolo al abandonar mucha porquería que afea nuestra vida y eventualmente interrumpe la bella comunión con Dios. Al respecto el apóstol Pablo escribe:  

Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría. Por estas cosas viene el castigo de Dios. Ustedes las practicaron en otro tiempo, cuando vivían en ellas. Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios, y se han puesto el de la nueva naturaleza, que se va renovando en conocimiento a imagen de su Creador. Col 3:5-10

Piensa bien entonces, cada vez que creas estar amañado con  la basura, que esta debe abandonarse por amor a Dios, a uno mismo y por supuesto a los demás. “amor es: abandonar todo lo que sea basura”.

 

***Se cambia el verdadero nombre por respeto a la persona mencionada. 

Rvdo. Nicolás Ocampo J.
Pastor
  

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