El Señor Jesús dijo:
Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados; yo les daré descanso.
Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues Yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas.
Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.
Mateo 11:28-30 NVI
En la entrega anterior mencionamos que las personas con trastorno de ansiedad normalmente presentan:
1. Perfeccionismo y expectativas irrealistas.
2. Miedo al juicio y la validación externa.
3. Incapacidad para manejar la crítica y el fracaso.
4.Dificultad para pedir ayuda.
Aunque la falta de humildad no es la única causa directa de la ansiedad, lo cierto es que sí puede ser un factor que contribuye a ella o la exacerba. La relación entre ambas es más sutil y se puede entender mejor al analizar cómo ciertos comportamientos y pensamientos asociados a la falta de humildad pueden generar estrés y malestar psicológico.
Es por ello por lo que me gustaría desarrollar el punto:
1. Perfeccionismo y expectativas irrealistas
La falta de humildad a menudo se relaciona con la necesidad de ser el mejor, de tener siempre la razón y de no cometer errores. Esta mentalidad de perfeccionismo crea una presión constante y expectativas inalcanzables. Cuando la realidad no cumple con estas expectativas, la persona experimenta una sensación de fracaso, vergüenza y frustración, que son catalizadores de la ansiedad. La persona ansiosa por su falta de humildad se presiona para ser perfecta, y el menor error le genera un gran malestar.
Este nivel de demanda de perfección también lo aplica hacia los demás, de tal forma que actúa como un crítico cruel, insensible y antipático.
Oración
Padre Celestial, con regularidad la ansiedad que me produce la mentalidad de perfección me ha llevado a olvidar que es de humanos el error. He sido severamente crítico hacia mí y hacia los demás. Dame la humildad de entender que sólo Tú eres perfecto y que en tu perfección me has amado a pesar de mi fragilidad, tendencia a la debilidad, imperfección, inmadurez y pecado.
Oro en el Nombre precioso del Señor Jesús y en el Poder de tu Espíritu Santo, Amén.