El Señor Jesús dijo:
Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados; yo les daré descanso.
Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues Yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas.
Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.
Mateo 11:28-30 NVI
Al leer las Palabras del Señor Jesús, es inevitable darse cuenta de que, enfocarse en cultivar la humildad puede ser una forma de reducir la presión sobre uno mismo, aceptar las imperfecciones y relacionarse de manera más saludable con los demás, lo que contribuye a una mayor paz mental y a una reducción de la ansiedad.
A continuación compartiré las otras tres situaciones que necesitan desarrollar la Humildad como antídoto al trastorno de Ansiedad.
1. Miedo al juicio y la validación externa
Una persona con falta de humildad puede basar su autoestima en la validación y el reconocimiento de los demás. Necesita constantemente la aprobación de su entorno para sentirse valiosa. Este miedo a ser juzgado, a no ser lo suficientemente bueno o a que se descubran sus imperfecciones, genera un estado de alerta y preocupación constante, un terreno fértil para la ansiedad social y otros tipos de ansiedad.
2. Incapacidad para manejar la crítica y el fracaso
La humildad permite a una persona aceptar sus errores y aprender de ellos. Por el contrario, la falta de humildad hace que la crítica o el fracaso sean percibidos como ataques personales o como una amenaza a la identidad. Esta incapacidad para procesar y aprender de las experiencias negativas puede llevar a la persona a un estado de preocupación excesiva y a la evitación de situaciones que puedan implicar un riesgo de fracaso o de ser criticado, lo que agrava la ansiedad.
3. Dificultad para pedir ayuda o para recibirla
Una persona que no es humilde puede sentirse incapaz de reconocer que necesita ayuda o de mostrarse vulnerable ante los demás. Pedir ayuda podría interpretarse como una debilidad. Esta actitud de “todo lo puedo solo” puede ser una carga emocional pesada. El aislamiento, la sensación de estar solo frente a los problemas y la dificultad para compartir las preocupaciones son factores de riesgo importantes para la ansiedad.
Finalmente, vale la pena recordar las Palabras del Espíritu Santo inspiradas al Apóstol Pedro y que quedaron escritas porque Silvano le ayudó a escribir:
Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que Él los exalte a su debido tiempo.
Depositen en Él toda ansiedad, porque Él cuida de ustedes.
1 Pedro 5:6-7 NVI
Sin duda alguna, usted notó la relación que este santo apóstol plantea entre la Ansiedad y el antídoto de la Humildad. La Ansiedad no es solo un sentimiento, es un pecado que no debe ser tolerado ni consentido, sino tratado con arrepentimiento y confianza en Dios.
Oración
Padre Celestial, me humillo ante ti y deposito toda mi ansiedad (en este espacio puedes hacer un listado de aquello que te produce ansiedad).
Ayúdame a aprender de tu Hijo, que Su Humildad sea una profunda inspiración y un motivo para cultivar la Presencia de tu Espíritu en mí.
Oro en el Nombre precioso del Señor Jesús y en el Poder de tu Espíritu Santo, Amén.