Se viven situaciones difíciles en este mundo, aunque se supone que el mundo es un buen lugar, donde vivimos a plenitud, sin embargo, no faltan algunos que lo tratan con maldad y crueldad.
Resulta que en los Diez Mandamientos o mejor conocidos como el Decálogo (Deca o sea Diez- Logos o sea Dichos), el Señor Todopoderoso dice:
No tengas otros dioses además de mí. No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el SEÑOR tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación. Éxodo 20:3-5
Entonces, según lo acabas de leer, la idolatría es considerada como dios por mucha parte de la humanidad y por lo tanto retrasan o simplemente anulan la bendición, y de igual manera permiten que lo bueno que Dios ofrece, quede lejos del alcance de los mortales que adoran a ídolos antes que al Dios Viviente.
Dicho de otra manera, la maldad practicada a través de la idolatría, impide que la bendición se imponga y de ahí el avance de las tinieblas y el desenfreno en el que está sumida la humanidad.
Creo que la humanidad ha pagado un precio muy terrible a lo largo de la historia, precisamente porque a causa de la idolatría han permitido que avance el mal y tienen obstruido el bien. Algunas personas desdichadamente siguen no solo erigiendo sus propios dioses como el terror, la guerra, la violencia, la persecución al cristianismo, el antisemitismo, el ateísmo, y hasta el desafío al mismo Verdadero Dios quien por medio de Jesucristo vino a salvarnos. Mi percepción clara y directa es que la desgracia que vive Colombia y que no aparece todavía en su totalidad es la consecuencia del alejamiento de Dios (el rechazo del Bien), y el acercamiento cada vez más a satanás (el estrechamiento de manos con el mal).
Sin embargo, en medio de este caos por el cual esta pasando la Nación todavía se oye la voz del Señor Jesús quien genera una y otra vez la oportunidad de salvación y quien además por medio de su Voz la cual nunca podrá ser extinguida dice:
Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Joh 10:9-11