La Biblia dice:
“Por último, hermanos, oren por nosotros para que el mensaje del Señor se difunda rápidamente y se le reciba con honor, tal como sucedió entre ustedes.”
2 Tesalonicenses 3:1 NVI
Tal vez una de las más grandes luchas que tienen los cristianos, es la incapacidad de tener disciplinas de oración.
En ocasiones la gente siente que no sabe cómo orar (Lucas 11:1), o no quiere orar (Salmo 32:3) e incluso, no pueden orar (Daniel 7:15 y 8:27).
Pero, también es cierto que, algunas veces la oración carece de motivación y termina convirtiéndose en una repetición de palabras que no tienen sentido (Marcos 6:7-8).
El Apóstol Pablo, en múltiples oportunidades escribió a la iglesia y en los apartes donde les hablaba de cómo avivar o fortalecer el Espíritu, les animaba a orar permanentemente y con enfoque. Una de esas instrucciones es la que leímos al principio.
Escribiéndole a los hermanos en Tesalónica y a nosotros, el Espíritu Santo por pluma del Apóstol Pablo dijo que, un motivo para orar que todo creyente debe tener, es que su pastor PUEDA predicar y que:
– quienes lo escuchan reciban correctamente el mensaje de Dios,
– que al escucharlo, además lo reciban con el honor que tiene y
– que la velocidad de la transmisión del mensaje sea tan rápido que, cada vez más personas puedan ser alcanzadas.
Es posible que muchas veces hayas sentido que ya no hay algo más por lo que deberías orar, sin embargo, cuando tengas esa sensación, recuerda poner en tu lista de peticiones a tu pastor.
Clama a Dios para que tu Pastor pueda llegar al púlpito en santidad, con la fortaleza que da el Espíritu Santo y con la valentía de superar todo obstáculo que quiera impedir el mensaje (enfermedad propia o de su familia, escasez económica, presión por el trabajo, cansancio físico y emocional, persecución (2Tesalonicenses 3:2), desacuerdos conyugales, etc).
Además, pídele al Señor que tu corazón sea humilde para recibir la enseñanza (Santiago 1:21) y que a su vez, muchos otros (no pocos) puedan escuchar y entender las Buenas Nuevas del Reino, al punto que sus corazones sean cambiados.
Oración
Padre celestial, te pido por mi pastor (nombre del Pastor) y por su familia. Úsalo para que pueda predicar tu Palabra de manera santa y honrosa, permite que su vida de fe continúe siendo un ejemplo para mí y para toda la iglesia.
Ruego que la congregación sea alimentada en la fe y en el Espíritu por causa de la Palabra predicada y que nuestro Pastor sea ministrado por el respaldo que Tú le das a su trabajo con el Señor Jesús.
Te lo pido en el Nombre de tu Hijo Jesús y en el poder de tu Espíritu Santo, Amén.
