LA PATALETA QUE NOS HABLA DE DIOS

LA Biblia dice:
“En efecto, a fin de llevar a muchos hijos a la gloria, convenía que Dios, para quien y por medio de quien todo existe, perfeccionara mediante el sufrimiento al autor de la salvación de ellos.”
Hebreos 2:10 NVI

El Señor Jesús y los creyentes, son todos de un mismo Padre. Esa Paternidad nunca ha sido abdicada por Dios, aunque el hombre pecador la rechace.

El otro día, mientras entrábamos a nuestro edificio, mi familia y yo compartimos el ascensor con otra familia: un papá, una mamá, una hija y un hijo. No pudimos evitar escuchar el berrinche del niño. Con la voz muy alta, se quejaba de que prefería a su mamá y de lo mucho que le molestaba estar con su papá.
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La razón de su pataleta era un bolso pequeño y ligero que él mismo debía cargar. Quería que su papá lo hiciera, pero el padre ya venía cargado con cosas del trabajo y las compras del supermercado. No le era posible llevar nada más.
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Decidí intervenir para darle una lección. Le conté cuánto amo a mi padre y cómo siempre trato de ayudarlo a llevar sus cosas, en lugar de que él lleve las mías. El niño me escuchó pero, lleno de orgullo, respondió: “Ni creas que voy a querer a mi papá“.
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El incidente me hizo pensar en la actitud que muchos tienen con Dios. Él ha hecho todo para que seamos Su familia, desde crearnos y darnos vida, hasta protegernos, salvarnos a través del sacrificio de Jesús en la cruz y darnos Su Espíritu Santo (Romanos 8:15-16). Sin embargo, gran parte de la humanidad lo ignora, lo ridiculiza y actúa como si no lo necesitara. Nos hundimos en la ignorancia, olvidando que provenimos de un único Padre (Efesios 3:14-15).
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El comportamiento del niño avergonzó a sus padres. La madre, que ya le había quitado el bolso, detuvo el ascensor en nuestro piso y nos miró como si nos suplicara: “Por favor, no se callen, denle una lección a este niño”.

Razón tenía el Escritor Sagrado cuando dijo:
La vara de la disciplina imparte sabiduría, pero el hijo malcriado avergüenza a su madre.
Proverbios 29:15 NVI

Dado que Dios es nuestro Padre, amémoslo, vivamos de manera que lo honremos y nunca lo avergoncemos. Reconozcamos Su dedicación permanente, ya que Su mayor anhelo es que nos asemejemos cada vez más a Él en santidad. (Proverbios 10:1; Efesios 5:1-20)

Oración
Padre Celestial, ¡sí que has sido un Buen Padre!
Te doy gracias por tu amor y bondad y te pido que me ayudes a ser un hijo que viva para Glorificar a Cristo Jesús.
Oro en el Nombre precioso del Señor Jesús y en el Poder de tu Espíritu Santo, Amén.