La Biblia dice:
Entonces María les dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que Jesús les diga.»
Juan 2:5, TLA
Antes del siglo tercero de la era cristiana, la religión predominante en el mundo dominado por el Imperio Romano era una mezcla innumerable de creencias que se remontaban a los orígenes de la humanidad.
A medida que los diferentes imperios gobernaban, dejaban tras de sí prácticas que se conocieron como paganas, las cuales se caracterizaban por la idolatría, la inmoralidad sexual como forma de culto y la rebelión contra Dios mediante la adoración de demonios (Romanos 1:18-23).
La deidad Femenina en los Imperios
Un aspecto notable es que, a pesar de las diferencias culturales, lingüísticas y étnicas, en todos los grandes imperios (Babilónico, Egipcio, Asirio, Neobabilónico, Medo Persa, Griego y Romano) existía una deidad que gozaba de preeminencia en sus cultos paganos. Esta deidad tenía forma femenina y recibía un nombre diferente en cada localidad: la reina del cielo, Isis, Astarté, Astarot, Diana, Afrodita, entre otros.
El Nacimiento de la Religión Católica Romana
Cuando las dificultades políticas, económicas y militares sumieron al Imperio Romano en su mayor crisis, el emperador de turno decidió adoptar el cristianismo como estrategia de unidad para todo el territorio. Es en este contexto que nace la religión conocida como Iglesia Católica Romana, la cual, se distancia del cristianismo verdadero que ya había existido por un poco más de tres siglos.
La nueva religión adaptó sus cultos paganos a las creencias cristianas. Así, cambiaron el nombre a las figuras Bíblicas para asimilarlas a sus deidades anteriores. Por ejemplo, la personalidad del Apóstol Pedro se le atribuyó a Zeus, y a todas las diosas paganas se les cambió el nombre por el de María, la madre de Jesús el Señor.
La Distorsión de la Verdadera María
Aunque las figuras cambiaron, el culto pagano, en esencia, no lo hizo. La figura de “María” ha sido adorada, reverenciada y exaltada durante siglos, al punto de ocupar una posición principal por encima de Dios Padre, Jesús como Hijo y Salvador, y el Espíritu Santo como guía de los creyentes.
Debe quedar claro: esta figura de veneración no es la verdadera María que presenta la Biblia. Es, más bien, el producto acumulado del paganismo de los antiguos imperios sumado a las creencias individuales de la gente.
Si hay una instrucción crucial que la verdadera María dejó, es precisamente que debemos hacer todo lo que Jesús nos diga (Juan 2:5).
La Biblia nos enseña que la verdadera María:
* Reconoció que ella misma necesitaba un Salvador (Lucas 1:47).
* Se proclamó sierva de Dios (Lucas 1:38) y no una diosa en sí misma.
La verdadera María, madre del Señor Jesús, no es una deidad pagana. Es una hermana de todos los creyentes que espera la resurrección de los muertos y el encuentro final con el Rey de reyes y Señor de señores, Jesucristo.
Oración
Padre del Cielo, en Cristo Jesús nos has mostrado el camino para llegar a Ti. Gracias por nuestros hermanos a quienes has usado en tu plan para salvarnos. María halló Tu Favor y por Tu Gracia fue usada para que tu Espíritu posara sobre ella y así concibiera a nuestro Salvador.
Gracias por Cristo Jesús y porque Él es el único mediador entre Dios y los hombres.
Oro en Su Nombre y en el Poder de tu Espíritu Santo, Amén.