Después de años de prisión sin una acusación formal, un juicio justo, una prueba reina e incluso un veredicto, el Apóstol Pablo se encuentra nuevamente ante el rey Herodes Agripa, intentando explicar el motivo de su encarcelamiento. Durante su testimonio, Pablo relata su encuentro personal con el Señor, afirmando haber visto, escuchado y recibido instrucciones directas de Jesús. Su misión: predicar la Verdad del Evangelio para que las personas se vuelvan de la oscuridad de Satanás a Dios, pongan su fe en Jesús y así reciban el perdón de sus pecados y la herencia entre los santificados (Hechos 26:18).
En este punto crucial de su defensa, Porcio Festo, gobernador y representante del Imperio Romano, interrumpe a Pablo con burla. “¡Estás loco, Pablo! —le gritó—. El mucho estudio te ha hecho perder la cabeza” (Hechos 26:24 NVI).
Esta es la acusación común de quienes se niegan a reconocer lo que Dios ha revelado en Su Palabra, la Biblia, buscando ridiculizar a aquellos que, por fe, consideran ciertas estas verdades.
Para muchos, la fe y la razón son opuestas. Sin embargo, y de forma contraria a esta creencia popular, la fe es la verdadera razón. Pablo, con firmeza, declara que todo lo que él afirma es:
¹ Cierto
² Sensato
“—No estoy loco, excelentísimo Festo —contestó Pablo—. Lo que digo es cierto y sensato” (Hechos 26:25 NVI).
A diferencia del gobernador, el rey Agripa sí reconoció la sensatez del cristianismo. Los argumentos de Pablo impactaron su entendimiento y juicio. No obstante, la presión social, la falta de humildad y su arrogancia al no reconocer su pobreza espiritual impidieron que Agripa cambiara su corazón.
Pablo no estaba loco, y tampoco lo están quienes creen en la resurrección de Jesús y en que, solo por la fe en Él, Dios perdona los pecados. El Evangelio de Dios ofrece la salvación de la esclavitud a un mundo perdido. Sin embargo, es un desafío convencer a muchos de la necesidad de la gracia transformadora de Dios en sus corazones, fundamental para la conversión de las tinieblas a la luz.
Por mi parte:
¡NO ESTOY LOCO!
Oración
Te alabo Padre por revelarme la Salvación en Cristo Jesús tu Hijo.
Por tu Gracia puedo creer en Ti porque tu Palabra es la evidencia suficiente para mi Fe.
En el Nombre precioso del Señor Jesús y en el Poder de tu Espíritu Santo, Amén.
