Por estos días mi esposa Marlen y yo, hemos llegado en nuestro estudio de las Sagradas Escrituras, a la epístola a los Hebreos.
Te cuento que nunca en mis años de estudiar La Eterna Palabra de Dios, nos habíamos sentido tan ministrados y fortalecidos en nuestra fe. Que carta tan especial y tierna, que dulzura, francamente, es comer alimento sólido, pero con la ternura de la “leche materna”. ¡Te la recomiendo!
Pudimos observar algo que por ser común, se nos pasa por alto observar detenidamente, razón por la que no le damos la debida importancia muchas veces, y es que el crecimiento físico y el crecimiento espiritual son similares, en el hecho que ambos necesitan nutrientes. Te pongo este ejemplo: Qué triste sería si un niño de tres años se negara a comer o beber cualquier otra cosa que no fuera la leche de su madre. Puede que la misma sea algo bueno, pero carece de los nutrientes que un niño de esa misma edad necesita para avanzar a la siguiente etapa de crecimiento.
Definitivamente otras fuentes de alimentación son necesarias, porque de otra manera el desarrollo del niño se atrofiará.
Ahora bien, piensa en el tiempo que llevas de ser cristiano y en esas oportunidades que has tenido de ejercer el ministerio y de estudiar Las Sagradas Escrituras. Luego mide tu progreso en una escala de madurez, algo así como cuando tus padres te llevaban al pediatra para control de desarrollo. ¿Ya cambiaste de la leche al alimento sólido en lo que respecta al entendimiento y la comunicación de la Sabiduría que da La Palabra de Dios? ¿Eres tan maduro espiritualmente como podrías serlo a esta altura de tu vida? Piensa en esto: ¿Qué pasos puedes dar ahora mismo para facilitar tu crecimiento espiritual?
Si no tienes tus respuestas, te invito a que mires los siguientes textos, que a manera de advertencia para no caer en la apostasía, pero además a manera de amonestación, nos hace el Señor Jesús por medio del escritor de esta epístola.
Sobre este tema tenemos mucho que decir aunque es difícil explicarlo, porque a ustedes lo que les entra por un oído les sale por el otro. Hebreos 5:11
Es imposible, porque así vuelven a crucificar, para su propio mal, al Hijo de Dios, y lo exponen a la vergüenza pública. Hebreos 6:6
Rvdo. Nicolás Ocampo J.
Pastor