Cuando Dios se hizo hombre en la Persona de Jesús el Señor, se cumplió lo que durante siglos los Santos Profetas anunciaron: ¡DIOS VINO A SALVAR A SU PUEBLO!
Sin embargo, también se había anunciado que esta Salvación incluía a los gentiles, o sea, los que no eran judíos. Leer: Amós 9:11-12
Ahora bien, cuando los primeros gentiles empezaron a creer en Jesús el Señor, se levantaron algunos hermanos judíos que pertenecían a la secta de los fariseos y les trajeron confusión a los gentiles al decirles que debían cumplir con la ley de Moisés para ser salvos.
Esto generó una reunión en la que el Espíritu Santo, los Apóstoles y los Pastores decidieron que no era cierto que los gentiles debían volverse judíos prosélitos para alcanzar la Salvación.
“¡No puede ser! Más bien, como ellos, creemos que somos salvos por la Gracia de nuestro Señor Jesús.”
Hechos 15:11 NVI
Así, el asunto quedó resuelto y se determinó que, la fe en Jesús el Señor era suficiente.
Sin embargo, en esta reunión se determinó que sí era necesario establecer un comportamiento que le permitiera a los gentiles apartarse del mal para buscar agradar a Dios y así les enviaron los siguientes requisitos por medio de una carta a todas las iglesias:
“Nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponerles a ustedes ninguna carga aparte de los siguientes requisitos:
• Abstenerse de lo sacrificado a los ídolos,
• de sangre,
• de la carne de animales estrangulados y
• de la inmoralidad sexual.
Bien harán ustedes si evitan estas cosas.”
Hechos 15:28-29 NVI
Oro para que al igual que los hermanos gentiles de la primera iglesia puedas vivir la fe en Jesús el Señor por Su Gracia, y que, además, puedas cumplir estos requisitos que durante siglos han caracterizado al Pueblo Santo y a La Iglesia Fiel.
Rvdo. Nicolás Ocampo Jr.
Pastor