“Jesús hizo también muchas otras cosas, tantas que, si se escribiera cada una de ellas, pienso que los libros escritos no cabrían en el mundo entero.”
Juan 21:25 NVI
Todo parece indicar que, cuando Juan el Apóstol vivió su relación de discípulo y Maestro con el Señor, su nivel académico era más bien nulo al punto que, fue evidente su analfabetismo para los ancianos dirigentes de los judíos (Hechos 4:13).
Sin embargo, y a pesar de esa condición académica, una de las cosas que produjo en Juan el haber sido testigo de la Resurrección del Señor Jesús fue la necesidad y el deseo de superación personal.
Prueba de ello es que, por la Gracia de Dios y la Obra del Espíritu Santo que preserva las Sagradas Escrituras, hoy contamos con cinco Libros de la Biblia escritos por este amado Apóstol.
– El Evangelio de Juan
– Las tres cartas que también llevan su nombre y
– El Apocalipsis.
Ahora bien, al terminar su escrito del Evangelio, Juan reconoce que, lo que alcanzó a escribir era poco en comparación a todo lo que Jesús hizo; al punto que, usando una herramienta literaria como la hipérbole, afirmó algo que tal vez no sea en realidad exageración: “Jesús hizo también muchas otras cosas, tantas que, si se escribiera cada una de ellas, pienso que los libros escritos no cabrían en el mundo entero”.
En ocasiones la gente tiene dudas acerca de la vida, obra, ministerio, Divinidad y existencia de Jesús porque según ellos lo que hay escrito no es suficiente o es incoherente. Es más, mucha gente reclama más detalles para “poder creer”. Este tipo de personas “quieren más” pero son incapaces de obedecer y creer lo que hay.
Para nosotros, los que amamos a Jesús con convicción, en vez de ser una falencia “lo poco” que hay acerca de Él, es un motivo de alabanza a Dios que, “en tan poco” haya tanto.
Con lo que hay, es más que suficiente para dirigir nuestra fe, alinear nuestro corazón a la Voluntad de Dios y renovar nuestra mente.
El Espíritu Santo determinó que, más era innecesario.
Adoremos a Dios por Su Palabra que es la Biblia porque ella es suficiente para alimentarnos, saciarnos, limpiarnos, liberarnos y mostrarnos el Propósito Eterno de Dios en Jesús el Señor.
Rvdo. Nicolás Ocampo Jr.
Pastor