La Biblia dice:
“Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en Su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.”
1 Pedro 3:18 NVILa justicia de Dios es clara: todo aquel que peca debe morir (Ezequiel 18:20). Sin embargo, Dios, en Su infinita Gracia, nos ofreció el perdón y la salvación (Efesios 1:7).
Surge la pregunta: ¿la Gracia de Dios anula Su Justicia? La respuesta es un rotundo no. Por el contrario, la confirma. ¿Cómo? Trasladando los pecados de todos nosotros a Aquel que no tenía pecado (Gálatas 3:13).Un sacrificio perfecto
La Justicia divina exigía el sacrificio del pecador. Dado que nadie podía cumplir con esta demanda, Dios envió a Su propio Hijo, Jesucristo, para que se ofreciera como el sacrificio perfecto por nuestros pecados (Romanos 8:3-4).
Dios no simplemente dijo: “borrón y cuenta nueva”. En cambio, en Su Soberanía, preparó un cuerpo para Cristo para que Él fuera el sustituto de todos los pecadores (Hebreos 10:5-7). Así, la ley se cumplió y la Justicia de Dios fue satisfecha a través del sacrificio de Jesús.
Jesús no murió por la obstinación de Su propio pueblo que lo rechazó. Él murió por los pecados de toda la humanidad. Murió por la Justicia de Dios y, al mismo tiempo, como la máxima expresión de Su Gracia.Oración
Padre Celestial, reconozco que soy pecador, que necesito tu misericordia y que no puedo hacer nada para satisfacer tu Justicia.
Gracias por salvarme en Cristo Jesús, Tu Hijo amado.
Amén.