Es muy usual y visto hasta normal el que un papá o una mamá llamen a sus niños “Necios” cuando estos son demasiado inquietos, precoces o kinestésicos, es decir, cuando el sentido predominante es el tacto,
y por lo tanto tenemos la capacidad de usar todo el cuerpo para expresar ideas y sentimientos y la facilidad en el uso de nuestras propias manos para producir o transformar cosas.
No pocas veces oí decirme “Necio” a mis padres, a mis maestros en la escuela, y profesores en el colegio; eso sin contar otros ámbitos sociales donde en el curso de mi vida me he desenvuelto como persona. Hoy se nos llama kinestésicos.
La verdad del significado de “Necio” no es nada de lo que he mencionado, porque conozco “Necios” muy parcos e inquietos muy sabios; el significado de “Necio” es mucho más profundo.
Una vez que comprendes lo que la Biblia quiere decir con “necedad”, se hace tan claro como un cristal por qué El Señor no se complace de los Necios.
Ser Necio no significa carecer de la información adecuada, ser Necio es repudiar de manera terca y obstinada a hacer lo que es correcto.
La Necedad es desafiar la verdad, es insolencia, nunca ignorancia.
El Necio, por ejemplo, tiene en muy poco la Perfecta Voluntad de Dios, rechazando Su Palabra.
Como hombres y mujeres cristianos en una “era de Necios” como la actual, necesitamos tener cuidado de no complacernos con las cosas que el Señor Jesús aborrece.
¿Sabes que la rebeldía y la Necedad humana le costaron la vida al Señor Jesús? Entonces por favor, no la toleres y mucho menos la celebres.
El apóstol Pablo escribiendo acerca de la necedad, afirma lo siguiente:
“Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad.
Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado.
Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa.
A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón.
Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios.” Romanos 1:18-22
Queda claro entonces, que no debemos como padres de familia ofuscarnos, mucho menos desesperarnos cuando nuestros niños sean “insoportablemente” inquietos, y todavía menos aún atarlos con expresiones tales como: ¡Que niño tan Necio!
Debemos mejor cultivar en ellos la sabiduría y enseñarles que hallarla es una prueba del favor de Dios. Además, darles un aprendizaje sencillo tal como que Dios es la fuente de toda sabiduría y entendimiento y que eso es lo que Él desea para cada uno; porque a la postre el Señor lo que quiere es que, por medio de la Sabiduría, seamos diestros en hacer llevadero nuestro paso por esta tierra.
Creo, además, que debemos animar a nuestros hijos para que a través de la oración se enfoquen en desechar la “Necedad” y se ocupen en adquirir la Sabiduría.
Rvdo. Nicolás Ocampo J.
Pastor