“Porque así dice el Señor: «Hacia ella extenderé la paz como un torrente…”
Isaías 66:12 NVI
Después de luchar con los desafíos de dormir acompañado, creo que la cosa más difícil que he enfrentado en mi matrimonio es comprender los estados de ánimo de mi esposa. Mi esposa es una mujer inteligente y brillante, dotada por Dios de sabiduría y madurez. Ella sabe gerenciar sus emociones, no es voluble y tampoco lucha con la bipolaridad ni con ningún síndrome de carencia afectiva. Sin embargo, a veces me sorprendía cuando, después de compartir momentos de risa y compañerismo, ella se tornaba seria y distante. Me preguntaba a mí mismo: “¿Qué hice?” y realizaba un rápido análisis de mis acciones y palabras desde el momento de felicidad hasta ese instante tenso.
Como no me consideraba culpable, recurría a preguntarle a ella: “Muñeca, ¿pasa algo?” Su respuesta lacónica era: “No”. Mientras tanto, mi corazón estaba a punto de estallar. Estoy seguro de que muchos hombres casados han vivido situaciones similares.
Lo que sucede es que en la mente y el alma de nuestra esposa, hay un proceso constante que nosotros, como esposos, no siempre entendemos. Sus pensamientos, temores, hormonas, responsabilidades, recuerdos de ofensas pasadas, la cantidad de sueño que logró conciliar, las actividades del hogar, los alimentos que se deben preparar, su pasado, el estrés del día y cómo se esté comportando su cabello, todo esto compite por su atención. Mientras tanto, nosotros seguimos sin saber qué le pasó a ella en solo unos minutos.
La autora Stormie Omartian escribió algo que me gustaría compartir con ustedes: “Solo su ciclo menstrual está por encima de toda comprensión. Una mujer puede estar emocionalmente sensible los días antes, durante y después de su ciclo menstrual. Esto deja unos tres días en el medio cuando está normal, y en uno de esos días está ovulando, lo cual quiere decir que nadie puede predecir cómo va a estar su ánimo ese día. Así que yo calculo que un hombre tiene dos días buenos en los cuales está a salvo”.
Ante esta realidad, la única manera de entender y abordar esta situación es orando a Dios y pidiendo revelación para saber qué le pasa a nuestra esposa y pedir sabiduría para actuar de manera adecuada. A veces, Dios responde con un: “Lava los platos para que ella pueda terminar de vestirse”, “Dile que no se preocupe por lo que van a comer y luego la invitas a cenar”, o “Dile que la amas y que está hermosa”. Pero también Dios puede mostrarnos que el diablo está agitando su ánimo con mentiras y confusión, haciéndole creer que ella es incompetente y no suficiente. En todo caso, debemos orar y actuar para bien de ella.
Oración:
Padre Celestial, ahora comprendo que yo no puedo cambiar a mi esposa y que solo Tú puedes hacerlo. A veces me he exasperado por no entender sus estados de ánimo y he perdido de vista que mi esposa lucha con muchos frentes a la vez. Te pido que ella experimente tu paz, que no se deje dominar por sus estados de ánimo, que sus niveles hormonales estén nivelados, que sea capaz de expresar libremente sus sentimientos y que en esos momentos ella sepa que Tú la amas y la invitas a depender más de ti mientras te escucha con atención en sus momentos de tensión. Te lo pido en el Nombre de tu Hijo, el Señor Jesús, y en el Poder de tu Espíritu Santo, Amén.