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Preocupado por los hijos

No sé si te ha pasado lo que a mí, pero te comparto la siguiente historia: En una reunión familiar que sostuve, nos contamos algunas anécdotas de esas que nos dejan una que otra enseñanza, o que también nos hacen sonrojar y terminamos por decir: “Hoy mi reacción no sería la misma si tuviera que vivir el mismo episodio.

Fue un fin de semana, que incluía el lunes festivo, cuando invitados, mis hijos, para ese momento niños de unos 5 y seis años de edad, fueron llevados a una especie de actividad de campo y recreación. Era la primera vez que mi esposa Marlen y yo, nos veíamos separados de nuestros hijos. Fueron tres días de intensa angustia, incertidumbre, desazón porque no solamente perdimos el apetito, sino también el sueño. El domingo en la iglesia, no fue igual sin ellos; como el lugar a donde habían sido llevados con otros muchos niños de edad parecida a la de ellos, era cerca a la ciudad, el segundo día, es decir el domingo después de salir de la iglesia, le propuse a mi esposa que tomáramos nuestro auto y así fuera a merodear el lugar del campamento, pudiéramos darnos un leve descanso de nuestra angustia, producida por la ausencia de nuestros niños, los cuales a decir verdad, estaban pasándola súper bien , ya que hasta reinado entre las niñas hubo, y ¿sabes quién fue la reina? Nuestra hija Claudia.

¿Por qué te cuento esta historia? Porque quiero hacer una analogía – guardando todas las proporciones por supuesto –   esto es muy cercano a lo que puede estar sintiendo nuestro Padre Celestial, al darse cuenta de todo aquello que nosotros sus hijos podemos estar pasando en este mundo, el cual no es el lugar que Él ha escogido para que vivamos eternamente, sino transitoriamente.

Acá, vivimos buenos tiempos y malos tiempos. Acá en este mundo tenemos momentos fáciles y difíciles; tiempos de salud y bienestar, y tiempos de escasez y estrechez; tiempos de amenazas latentes por parte de este sistema mundanal y diabólico, y tiempos en los que gozamos de la libertad prometida a los hijos de Dios. Tantos “ires y venires” por los que pasamos, los cuales podemos sobrellevar, ya que aguardamos la esperanza que seremos llevados de este mundo a nuestro hogar permanente. Te puedo asegurar que si a nuestros niños, les hubieran dicho que se los iban a llevar a vivir del todo lejos de sus papás, ellos no hubieran aceptado tan “maravillosa invitación.”

Para el momento en el que lees este escrito quiero que sepas, sin importar el momento que estés pasando, que el Señor un día le prometió a Israel que lo traería de los lugares a donde habían sido esparcidos, para llevarlos a la tierra que había prometido a los antepasados que les daría. Igual, dijo el Señor Jesús con respecto a su iglesia. Te comparto las Escrituras respectivamente:

Los sacaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los pueblos, y los haré regresar a su propia tierra. Los rociaré con agua pura, y quedarán purificados. Los limpiaré de todas sus impurezas e idolatrías. Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. Infundiré mi Espíritu en ustedes, y haré que sigan mis preceptos y obedezcan mis leyes. Vivirán en la tierra que les di a sus antepasados, y ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios. Los libraré de todas sus impurezas. Haré que tengan trigo en abundancia, y no permitiré que sufran hambre. Multiplicaré el fruto de los árboles y las cosechas del campo, para que no sufran más entre las naciones el oprobio de pasar hambre. Ezequiel 36:24-30

Con respecto a Su Iglesia, el Señor Jesús nos dice:

El juicio de este mundo ha llegado ya, y el príncipe de este mundo va a ser expulsado. Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. SEÑOR JESÚS. Juan 12:31-32

 

No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. SEÑOR JESÚS. Juan 14:1-3 

 

Llegó el día lunes, por fin, el tan esperado lunes, Marlen y Yo, dispusimos todo para ir  recoger a nuestros niños, deseábamos como nunca verlos, cargarlos, abrazarlos, besarlos, reír y gozar, y hasta regalos les teníamos,  para celebrar nuestro tan ansioso reencuentro. 

Pierde cuidado porque el Señor Jesús, nos tiene una gran fiesta preparada con regalos incluidos, para el día de nuestra reunión con Él, la cual nunca tendrá ningún tipo de intermitencias, mucho menos de interrupción.

 

Rvdo. Nicolás Ocampo J.

Pastor

  

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