Qué pensaría usted si se encuentra reunido con otras personas en su casa a puerta cerrada y de pronto se le aparece alguien que tres días atrás acaba de morir diciéndoles:
¡La paz sea con ustedes!”
“Al atardecer de aquel primer día de la semana, estando reunidos los discípulos a puerta cerrada por temor a los judíos, entró Jesús y, poniéndose en medio de ellos, los saludó. —¡La paz sea con ustedes!
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Al ver al Señor, los discípulos se alegraron.
—¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.
Acto seguido, sopló sobre ellos y les dijo: —Reciban el Espíritu Santo.
A quienes les perdonen sus pecados, les serán perdonados; a quienes no se los perdonen, no les serán perdonados.” Juan 20:19-23
Continuando con lo que publiqué ayer, debo empezar diciendo que, la Resurrección del Señor es un hecho dramático pero real.
Qué pensaría usted si se encuentra reunido con otras personas en su casa a puerta cerrada y de pronto se le aparece alguien que tres días atrás acaba de morir diciéndoles:
¡La paz sea con ustedes!”
Insisto, La Resurrección del Señor es un hecho dramático pero real.
Este hecho es muy importante para el Señor Jesús, para la humanidad y para los creyentes.
Es importante para el Señor Jesús porque:
1. Demostró que verdaderamente ÉL ES EL HIJO DE DIOS.
Muchos son los falsos cristos que en toda la historia aparecieron y aparecerán.
En el caso del pueblo de Israel, se han levantado por lo menos 40 hombres que afirmaron ser el Mesías. Todos ellos tenían como característica un discurso liberador, una capacidad de incitar al odio del opresor y algunas cuantas obras naturales que llamaban la atención.
Todos ellos desaparecieron y quienes los seguían sufrieron el engaño y la decepción de haber puesto su esperanza en alguien falso.
Sin embargo, las cosas con el Señor Jesús fueron diferentes ya que la señal que Dios había dejado en las Sagradas Escrituras indicaba que, el Mesías debía vencer la muerte por medio de la resurrección.
El Apóstol Pablo así lo entendió y escribió:
“…Pero que según el Espíritu de santidad fue designado con poder Hijo de Dios por la resurrección. Él es Jesucristo nuestro Señor.” (Romanos 1:4)
2. Confirmó que es verdad lo que Él había dicho.
Hablar de uno suele ser difícil, algunas veces podemos incurrir en el error de exaltar más nuestros logros de lo que realmente son, o al contrario, quitarle valor a lo que somos, tenemos y sabemos.
El Señor en su vida ministerial había dicho muchas cosas y hecho muchas promesas, pero necesitaba demostrar que lo dicho era cierto. La única forma era resucitando para demostrar que Él es la verdad y Habla la verdad. Por eso el anuncio hecho por un ángel acerca de la resurrección puso especial énfasis en que era el cumplimiento de lo que el Señor ya había declarado.
“El ángel dijo a las mujeres: –No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, TAL COMO DIJO.
Vengan a ver el lugar donde lo pusieron.” (Mateo 28:5 y 6)
Por lo tanto la resurrección garantiza que Jesús es el hijo de Dios; y Su Resurrección ratifica que Cristo es la verdad y que habla la verdad.
Rvdo. Nicolás Ocampo M.
Pastor
