Todos los días por las calles del barrio donde habito, pasa un vehículo cuyo ocupante hace por medio de altavoces algún tipo de oferta y de demanda, es decir, vende o compra algo.
Nunca me había detenido a escuchar cuál era la razón de ser de su negocio, hasta que escuché lo siguiente que me dejó no sólo sorprendido, sino reflexivo también: “ Se compran lavadoras, televisores, computadores y en fin, todo tipo de electrodomésticos” hasta ahí todo parece normal. Pero más allá a manera de hacerse entender, esta persona agregaba lo siguiente: “Se compra todo lo malo”
Inmediatamente pensé: Esto es incongruente, si está malo, para qué lo compran. Muchas cosas pasaron por mi cabeza, pero al final pensé: Es que eso era yo, recordando lo que dice el rey David:
Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre. Salmo 51:5
¿Malo? ¡Sí! Es más, destituido (Derrocado) de la Presencia de Dios:
…por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, Romanos 3:23
Al meditar en todo esto, pensé que la condición tan precaria en la que yo me hallaba a causa del pecado hacía que me encontrara como un objeto malo, inutilizable e inservible. Además el problema era mucho más crítico de lo que se llegara a pensar; estando en esa condición, ni el que era mi “propietario” me quería vender, ni mucho menos había quién me quisiera “comprar”. Hasta que un día Dios el Señor viendo mi condición de esclavitud y muerte, decidió hacerse hombre y entregar Su vida en la Cruz del calvario para de esa manera romper las cadenas que me tenían atado al destructor por naturaleza, darme la libertad y asegurarme la Salvación.
Veamos:
A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados. Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores (Inservibles), Cristo murió por nosotros. Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios! Romanos 5:6-9
Es que el día que menos lo esperaba, pasó por mi vida el Señor Jesús quien desde su propio “vehículo”, La Cruz, gritó que Él me compraba por malo y mira lo que pasó:
Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto. Cristo, a quien Dios escogió antes de la creación del mundo, se ha manifestado en estos últimos tiempos en beneficio de ustedes. 1Pedro 1:18-20
Seguramente los artículos que compra el hombre que hace perifoneo por mi barrio, son para fundirlos con fuego y de esa manera hacer que desaparezca su apariencia; contrariamente, el Cordero de Dios me compró no solo para librarme del fuego sino para darme la dignidad cuyo fin era el propósito original de Dios, ponerme a su servicio y hacerme parte de Su Reino.
Y entonaban este nuevo cántico: «Digno eres de recibir el rollo escrito y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado, y con tu sangre compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación. De ellos hiciste un reino; los hiciste sacerdotes al servicio de nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra.» Apocalipsis 5:9-10
Lo que antes era inservible, ahora está al servicio de nuestro Dios, por una decisión del Señor Jesús: No volver a ser propiedad del antiguo dueño:
Ustedes fueron comprados por un precio; no se vuelvan esclavos de nadie. 1Corintios 7:23
Rvdo. Nicolás Ocampo J.
Pastor