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Señor Jesús, quédate con Nosotros

Sin duda alguna, todo el plan de Dios para salvarnos es perfecto, lleno de amor, esperanzador, incomprensible, pero suficiente.

Mat 28:19 Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,

Mat 28:20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. Jesús.

Ahora bien, de todas las promesas que el Señor Jesús nos dio, hay una que a mí personalmente, me parece que es la más importante. Esta promesa, el Señor la expresó en varias oportunidades, pero en su última conversación con los apóstoles, narrada por los evangelistas, el Señor Jesús dijo: Les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.

En otras oportunidades dijo:

Joh 14:16 Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre:

Joh 14:17 el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes.

Joh 14:18 No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes. Jesús.

La Biblia dice acerca de la presencia del Señor cosas como:

Psa 16:11 Señor, me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre. RVR60

La Biblia nos dice que cuando Caín mató a Abel, dentro de la maldición que recibió de Dios, hubo algo catastrófico:

Gen 4:8 Caín habló con su hermano Abel. Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo mató.

Gen 4:9 El Señor le preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano Abel? —No lo sé —respondió—. ¿Acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano?

Gen 4:10 —¡Qué has hecho! —exclamó el Señor—. Desde la tierra, la sangre de tu hermano reclama justicia.

Gen 4:11 Por eso, ahora quedarás bajo la maldición de la tierra, la cual ha abierto sus fauces para recibir la sangre de tu hermano, que tú has derramado.

Gen 4:12 Cuando cultives la tierra, no te dará sus frutos, y en el mundo serás un fugitivo errante.

Gen 4:13 —Este castigo es más de lo que puedo soportar —le dijo Caín al Señor—.

Gen 4:14 Hoy me condenas al destierro, y nunca más podré estar en tu presencia. Andaré por el mundo errante como un fugitivo, y cualquiera que me encuentre me matará.

Gen 4:15 —No será así —replicó el Señor—. El que mate a Caín, será castigado siete veces. Entonces el Señor le puso una marca a Caín, para que no fuera a matarlo quien lo hallara.

Gen 4:16 Así Caín se alejó de la presencia del Señor y se fue a vivir a la región llamada Nod, al este del Edén.

Cuando Dios se enojó con Israel porque habían adorado un becerro, Dios le anuncia a Moisés que no iría más con ellos y lo que Moisés le suplicó es que no alejara Su presencia.

Exo 33:1 El Señor le dijo a Moisés: “Anda, vete de este lugar, junto con el pueblo que sacaste de Egipto, y dirígete a la tierra que bajo juramento prometí a Abraham, Isaac y Jacob que les daría a sus descendientes.

Exo 33:2 Enviaré un ángel delante de ti, y desalojaré a cananeos, amorreos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos.

Exo 33:3 Ve a la tierra donde abundan la leche y la miel. Yo no los acompañaré, porque ustedes son un pueblo terco, y podría yo destruirlos en el camino.”

Exo 33:12 Moisés le dijo al Señor:

 Tú insistes en que yo debo guiar a este pueblo, pero no me has dicho a quién enviarás conmigo. También me has dicho que soy tu amigo y que cuento con tu favor.

Exo 33:13 Pues si realmente es así, dime qué quieres que haga. Así sabré que en verdad cuento con tu favor. Ten presente que los israelitas son tu pueblo.

Exo 33:14 Yo mismo iré contigo y te daré descanso respondió el Señor.

Exo 33:15 O vas con todos nosotros replicó Moisés, o mejor no nos hagas salir de aquí.

Exo 33:16 Si no vienes con nosotros, ¿cómo vamos a saber, tu pueblo y yo, que contamos con tu favor? ¿En qué seríamos diferentes de los demás pueblos de la tierra?

Exo 33:17 Está bien, haré lo que me pides le dijo el Señor a Moisés, pues cuentas con mi favor y te considero mi amigo.

En los Evangelios se nos cuenta dos historias que contrastan entre ellas porque mientras unos escuchaban la predicación del Señor Jesús y le pedían que se quedara con ellos, los otros veían el Poder de Dios y le pedían al Señor Jesús que se alejara de ellos.

Luk 4:40 Al ponerse el sol, la gente le llevó a Jesús todos los que padecían de diversas enfermedades; él puso las manos sobre cada uno de ellos y los sanó.

Luk 4:41 Además, de muchas personas salían demonios que gritaban: “¡Tú eres el Hijo de Dios!” Pero él los reprendía y no los dejaba hablar porque sabían que él era el Cristo.

Luk 4:42 Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar solitario. La gente andaba buscándolo, y cuando llegaron a donde él estaba, procuraban detenerlo para que no se fuera.

Luk 4:43 Pero él les dijo: “Es preciso que anuncie también a los demás pueblos las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado.”

Luk 4:44 Y siguió predicando en las sinagogas de los judíos.

Esta escena se da en Capernaúm, un pueblo de Galilea y hay un versículo que me nos centra en el deseo del Señor:

Luk 4:31 Jesús pasó a Capernaúm, un pueblo de Galilea, y el día sábado enseñaba a la gente.

Luk 4:32 Estaban asombrados de Su enseñanza, porque les hablaba con autoridad.

La gente deseaba que el Señor se quedara porque lo que predicaba ellos lo entendían.

En otro pasaje la Biblia nos dirá que, en otra ciudad, el trato fue diferente:

Mat 8:28 Cuando Jesús llegó al otro lado, a la región de los gadarenos, dos endemoniados le salieron al encuentro de entre los sepulcros. Eran tan violentos que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. A Dios nada lo asusta.

Mat 8:29 De pronto le gritaron: –¿Por qué te entrometes, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?

Mat 8:30 A cierta distancia de ellos estaba paciendo una gran manada de cerdos. Unos 2000, Marcos 5

Mat 8:31 Los demonios le rogaron a Jesús: –Si nos expulsas, mándanos a la manada de cerdos.

Mat 8:32 –Vayan –les dijo. Así que salieron de los hombres y entraron en los cerdos, y toda la manada se precipitó al lago por el despeñadero y murió en el agua.

Mat 8:33 Los que cuidaban los cerdos salieron corriendo al pueblo y dieron aviso de todo, incluso de lo que les había sucedido a los endemoniados.

Mat 8:34 Entonces todos los del pueblo fueron al encuentro de Jesús. Y cuando lo vieron, le suplicaron que se alejara de esa región.

Por qué será entonces que la gente quiere que el Señor Jesús se aleje de ellos:

  1.  Porque no les interesa Su Palabra.
  2. Les interesa el placer y no la obediencia. Cuando el Señor Jesús llega, pone las cosas en orden, restablece el diseño original, y algunos no quieren esto porque les gusta el placer y no la obediencia.
  3. Algunos quieren milagros, pero no Palabra
  4. No reconocen la autoridad del Señor Jesús. En ambas historias se reconoce la autoridad de Dios. En la primera, la gente que no quería que el Señor se fuera, y en la segunda los demonios que le pidieron permiso al Señor. Pero la gente de esta segunda historia no lo honraron.

Rvdo. Nicolás Ocampo M.
Pastor

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