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Íntima Devoción IEC

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Sin favoritismos

Confieso que después de estudiar muchas veces Las Sagradas Escrituras, me he topado con no pocos pasajes bíblicos que me han dificultado su comprensión como el siguiente:

Rumbo a Egipto, en un lugar donde Moisés se detuvo con su familia para pasar la noche, el SEÑOR enfrentó a Moisés y estuvo a punto de matarlo. Pero Séfora, la esposa de Moisés, tomó un cuchillo de piedra y circuncidó a su hijo. Con el prepucio, tocó los pies* de Moisés y le dijo: «Ahora tú eres un esposo de sangre para mí». (Cuando dijo «un esposo de sangre», se refirió a la circuncisión). Después de ese incidente, el SEÑOR lo dejó en paz. Éxodo 4:24-26

Soy consciente eso sí, que no es obligación de Dios el permitirnos comprender todo lo que encontramos en el Sagrado Libro, como también soy consciente de que en honor a Su misma Palabra el Señor nos ha prometido revelarnos cosas grandes que no es propio del hombre conocer.

Hecha la anterior precisión encuentro que en el pasaje bíblico antes mencionado nos queda la siguiente enseñanza la cual te comparto, no sin antes aclarar que ningún tema bíblico es de fácil agotación, al contrario, se presenta para dejar muchas enseñanzas que nos permitirán ver fortalecida nuestra fe en el Único Dios Verdadero y de paso mantener una Íntima Devoción con Él.

Dicha enseñanza nos permite tener claro que todos somos iguales ante la Ley. En el caso que nos ocupa, parece incomprensible que Dios hubiera querido matar a Moisés tan pronto después de encomendarle que fuera a librar a su pueblo. Sin embargo, la pena de muerte se aplicaba en el caso de diversas ofensas en la época del Antiguo Testamento, entre las que se incluía la desobediencia directa al mandato de Dios.

En primer lugar, es cierto que este pasaje no nos brinda detalles suficientes, por lo tanto, podría decirse que el delito de Moisés es el no haber circuncidado a su primogénito, el requisito para todos los niños hebreos según el pacto de Dios con Abraham. El hecho de que Dios está a punto de matar a Moisés por causa de dicha infracción muestra que la ley se aplica igualmente para todos. No hay favoritismos, ni siquiera para Moisés. Este es un principio fundamental de la justicia. Segundo, si Moisés iba a ser el líder espiritual del pueblo de Dios, debía por supuesto primeramente poner en orden su propia casa. Lo hace, y de este modo se salva de una muerte inminente, gracias a la rápida intervención de su esposa para corregir el error.

Definitivamente para que perdure una sociedad justa, lo cual le urge a Colombia, resulta esencial que nadie esté por encima de la ley. Lamentablemente, millones de personas en todo el mundo viven en países como el nuestro, donde cunde la impunidad, y los líderes no obedecen la ley. El Plan de Dios es que la ley se aplique igualmente para todos, sea cual fuere su posición o condición en la sociedad.

Rvdo. Nicolás Ocampo J.
Pastor
  


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