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¡Una Piedra que habla!

¿Has escuchado alguna vez una piedra hablar? Seguramente tu respuesta es ¡no!  Créeme que es la misma respuesta que yo daría.

Uno de ellos, llamado Caifás, que ese año era el sumo sacerdote, les dijo: —¡Ustedes no saben nada en absoluto! No entienden que les conviene más que muera un solo hombre por el pueblo, y no que perezca toda la nación. Juan 11:49-50

¿Has escuchado alguna vez una piedra hablar? Seguramente tu respuesta es ¡no!  Créeme que es la misma respuesta que yo daría.

Pero no es sobre este episodio que quiero desarrollar este saludo; más bien quiero centrarme en algo que merece mucho más nuestra atención; es que, el hecho que no hayamos visto ni oído una piedra hablar, no es justificación para impedirnos reflexionar si es que cada vez que callamos el mensaje del Evangelio del Señor Jesús, lo que estamos es asumiendo el rol de “piedras” muertas.

No sé cuántas veces has anunciado lo que ya sabes acerca de la redención provista por Dios en Cristo Jesús. Hago énfasis en decir: “Lo que ya sabes” ¿por qué? Porque precisamente la máxima autoridad religiosa en los tiempos del ministerio del Señor Jesús acá en la tierra, representada por Caifás   como sumo sacerdote, opositor candente del mensaje de salvación, habla siendo una piedra,  algo que sin saberlo se va a constituir en un mensaje de una trascendencia tal, que es precisamente lo que venía el propio Cordero de Dios a cumplir con su muerte, nada menos que la salvación de nuestras almas.

Para Caifás, JESÚS es quien muere por todos. Sin embargo, por esa manera que muchos dieron más importancia a la interpretación de las Sagradas Escrituras que obedecerlas, hay cristianos que surgen de dos tendencias: La primera, la redención limitada, en la cual, JESÚS muere exclusivamente por quienes están predestinados desde toda la eternidad para salvación; y la segunda, la redención universal, que lleva al cielo a todo el mundo, incluso a quienes no creen en la redención. Mi Biblia le da la razón a Caifás: En realidad JESÚS murió por todos; pero, eso sí, aclara que su Sacrificio solo puede redimir a los que quieren ser redimidos y, por eso, creen en el Redentor.

Aunque este no es un tema de competir sino de cumplir, no creo entonces que la iglesia (piedras vivas), vaya a ser superada por un no creyente como Caifás (piedra muerta), quien sin conocimiento de causa anunció el acto noble y de amor que es la Salvación provista no solamente para ti, sino también para aquellos a quienes tú les anuncies el Evangelio de Dios, dándoles la oportunidad de la Vida Eterna y por supuesto alejándolos de la condenación perpetua.

Escuchemos lo que a través de los tiempos nos dice un seguidor fiel del Salvador  quien antes de recibir su llamado su nombre era Simón (Frágil), pero que luego de recibir la revelación acerca de quién es Jesús, inmediatamente el mismo Hijo de Dios le cambió su nombre por el de Pedro (piedra):

Cristo es la Piedra viva,  rechazada por los seres humanos pero escogida y preciosa ante Dios.  Al acercarse a él,  también ustedes son como piedras vivas,  con las cuales se está edificando una casa espiritual.  De este modo llegan a ser un sacerdocio santo,  para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo.

Así dice la Escritura: 

“Miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y preciosa,  y el que confíe en ella no será jamás defraudado.” 1Pe 2:4-6 

¿Estás listo (a) para compartir el mensaje de Buenas Nuevas a alguna persona hoy?

 

Rvdo. Nicolás Ocampo J.

Pastor

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