Te has puesto a pensar si de pronto este año que termina, empezara a hacerte reclamos tales como:
¿Por qué no madrugaste más a orar?
¿Cuántas veces dejaste de leer la Biblia?
¿Cuántas veces dejaste para mañana lo que podías hacer hoy, y ese mañana nunca llegó?
¿Cuánto tiempo dejaste de pasar al lado de tu familia?
¿Cuántas veces fuiste más considerado con tus amigos que con tu familia?
¿Cuántas veces fuiste más cortés con los extraños que con tu familia?
¿Cuántas veces dejaste de servir al Señor Jesús?
¿Cuántas veces meditaste que las amistades se extinguen y que la familia es para siempre?
¿A cuántos Cultos dejaste de ir, simplemente porque no quisiste?
¿Cuántas veces preferiste el elogio de tus amigos por encima de el de tu familia?
¿Cuántas veces ignoraste ese hijo “problema” y no te diste cuenta de que eventualmente hay una que otra fruta fresca, y que no falta una ardilla en el árbol genealógico?
¿Fuiste al médico, al menos una sola vez?
¿Hiciste alguna caminada?
¿Diste Gracias a Dios por todo?
¿Oraste antes de salir de casa, y cuando regresaste?
¿Te alegraste cuando ibas a hacer el mercado y diste gracias al Señor por Su Provisión?
¿Cuántas veces estuviste cercano a los lejanos y te alejaste de los cercanos?
¿Entregaste tus diezmos al Señor? ¿O Pasaste con tu saldo en rojo con Él?
¿Escuchaste a tus hijos cuando buscaron refugio en ti?
¿Obedeciste a tus padres a pesar de esa reprensión “tan dura” que te hicieron?
¿Fuiste fiel?
¿Oraste por tus pastores?
¿Oraste por tu familia?
¿Diste gracias a Dios en medio de la adversidad?
Piénsalo bien y ponte en Paz con Dios y contigo mismo. Feliz y bendecido 2022.
Rvdo. Nicolás Ocampo J.
Pastor