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¿Cómo conduzco? o ¿Cómo me conduzco?

No sé si usted se ha detenido a observar en la parte posterior de algunos vehículos y ha encontrado una calcomanía que dice: “Cómo conduzco”, además que aparece una línea telefónica a través de la cual una persona puede elevar una queja en caso de anomalía o infracción.

Yo lo veo con mucha frecuencia y me pregunto si dicho sticker sirve de algo o simplemente es un adorno más.

En otros vehículos es común también ver el ichtus o “pez” ese símbolo que consiste en dos arcos que se cruzan de forma que parece el perfil de un pez, y que fue empleado por los primeros cristianos como un símbolo secreto cuyo significado es “Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador”. Debo decir que en estos últimos, es decir, en los que llevan exhibido el pez, cada vez que lo veo, casi con certeza puedo decir que ahí viaja por lo menos un cristiano. Dicha afirmación la hago, porque yo mismo lo usé por mucho tiempo.

Debo decir eso sí, que en muchas ocasiones olvidaba que lo llevaba y como lo más común era “adornar” la parte trasera del vehículo, era muy fácil olvidarlo, y de paso no asumir buenos comportamientos viales. Por esa razón me atrevo a decir que no pasaba de ser nada más que un adorno, como seguramente lo es también en la mayoría de los vehículos la frase que abre la puerta a cualquier denuncia de mal comportamiento.

Ahora bien, sobra decir que siempre al volante va una persona, y por lo tanto la frase debería rezar así: ¿Cómo me conduzco?
Porque más que un dicho de dientes para afuera, a lo que más debemos apuntar es a que nuestro testimonio y conducta, deben ser propios de un verdadero hijo de Dios.

Debo confesar que no han sido pocos los percances que he tenido en la vía, sobre todo en las calles de nuestra ciudad, en las que ahora impera el desorden y la medición de fuerzas entre quienes a montones pasan en todos los sentidos conduciendo sus automóviles. Esta es una lucha permanente, el tener que callar y hacerme el de la vista gorda, para no tropezar en algún conflicto callejero que pudiera llevar al traste mi testimonio como siervo de Dios. Es por esa y por otras razones, además de mis experiencias personales, que esta semana me he tomado el tiempo para hacerte unas cuantas sugerencias valiosas que seguramente te ayudarán a darle el manejo debido a tu comportamiento, ya sea que vayas o no conduciendo tu vehículo. Espero que sean tan fructíferas para ti, como lo han sido para mí.

Antes de que leas las sugerencias a las cuales he hecho referencia, te invito para que leas y practiques unas mucho más importantes, hechas por el mismo Señor Jesús:

“Tú eres la luz del mundo.
Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.
Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón.
Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa.
Haz brillar tu luz delante de todos, para que ellos puedan ver las tus buenas obras (Comportamiento), y alaben al Padre que está en el cielo.”
Mateo 5:14-16

Ahora sí, paso a mis sugerencias:

1. No permitas que tu estrés ponga en peligro tu seguridad. (Preserva tu vida).

2. No practiques el ojo por ojo y diente por diente. (Venganza)

3. Aunque te encantaría encender las luces altas y pitarle al conductor imprudente; no lo hagas. Podrías desencadenar una competencia con una persona llena de odio y violencia y terminar siendo víctima de una tragedia. (Cordura).

4. Evita el contacto visual con personas que te irritan. (Provocación).

5. Nunca hagas gestos, se intensifica la ira. ( Calma).

6. Conduce siempre a la defensiva. (Prudencia).

7. Practica la “Regla de Oro” trata al otro como quisieras ser tratado. (Amabilidad).

8. No vayas apurado, te recomiendo que salgas con tiempo suficiente. (Sensatez).

9. Conduce como un cristiano. Si tienes el símbolo del pez de Jesús en el vehículo, no conduzcas como el diablo. (Testimonio).

10. Ejercita el autocontrol. Di para ti: “Esa persona no vale que arriesgue mi integridad por tratar de vengarme de él. (Dominio propio).

 

Rvdo. Nicolás Ocampo J.

Pastor

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