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Íntima Devoción IEC

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El vigilante

De algunos años hacia hoy, los habitantes de ciudades medianas y grandes, nos hemos tenido que acostumbrar a convivir con unos aparaticos que izados en postes y columnas están ejerciendo como el ojo que todo lo ve movimientos y acciones de la gente

con el fin que de alguna manera se prevenga tanto actos delictivos como infracciones de tránsito.

Es innegable que estamos siendo vigilados por medio de estos artilugios que hacen las veces de “policías” estáticos e inertes, pero incansablemente implacables y que de alguna manera brindan tranquilidad a quienes tengan un buen comportamiento ciudadano y son el azote de los infractores de la ley.

 

Lastimosamente en nuestra sociedad se ha acuñado una frase que reza: “Hecha la ley, hecha la trampa” y la verdad sea dicha, surte un efecto tan contundente que pareciera que los ingenieros del mal rebasaran los límites para inventar cuanta clase de modelos haya para violar la ley.

Estos aparatos son el dolor de cabeza de los conductores de vehículos automotores por sobrepasar los límites de velocidad, pero además cruzar un semáforo en rojo, tener el seguro obligatorio vencido o la revisión tecnicomecánica no vigente, que arrojan multas económicas incalculables.

 

Así por lo menos lo evidencian las 236.059 faltas a las normas de tránsito que registraron las cámaras de fotodetección de la ciudad de Medellín entre enero y junio de este año 2018, de las cuales 77.364 (32,7%) corresponden a exceso de velocidad.

 

Con los anteriores datos, se me ocurre preguntar. ¿Será que, así como son en algunas ocasiones violadas las funciones de estos visores virtuales, intentará el infractor de La Ley de Dios, esquivar la mirada del Todopoderoso? La respuesta es un rotundo ¡No!

 

Permítame le comparto sólo algunos textos bíblicos para que usted reflexione en ellos.

 

Los ojos de Dios ven los caminos del hombre; él vigila cada uno de sus pasos. Job 34:22»

 

El SEÑOR está en su santo templo, en los cielos tiene el SEÑOR su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo examina. Psa_11:4

 

Los ojos del SEÑOR están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; Psa_34:15

 

¿Son tus ojos los de un simple mortal? ¿Ves las cosas como las vemos nosotros? Job 10:4

 

Esos y muchos textos más, nos indican que, aunque manejemos nuestra vida a altas velocidades, aunque llevemos una vida pecaminosa y mediocre e intentemos evadir por desechos y esquinas, no debemos engañarnos, porque el ojo detector de Dios, no solamente mira afuera, sino adentro del ser humano también. El siguiente texto escrito por el amado apóstol Pablo es concluyente y determinante:

No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. Gal. 6:7

 

Rvdo. Nicolás Ocampo J.

Pastor

  

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