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La mano derecha

La mano era simbólica en el mundo antiguo. Se creía que con ella se confería gracia o se pronunciaba castigo. Además, la mano derecha representaba la autoridad de un individuo, el instrumento para llevar a cabo las intenciones de una persona.

La mano derecha, en particular, era especial por dos razones.

PRIMERO: La mano izquierda se reconocía universalmente como la que se usaba para propósitos sanitarios y, por lo tanto, se respetaba menos que su compañera.

SEGUNDO: Ya que la mayoría de las personas eran diestras, la mano derecha se consideraba que tenía más fuerza y destreza superior innata. Debido a su estatus físico especial, a la mano derecha se le asignó un significado metafórico importante,  que con frecuencia expresaba bendición, fraternidad o consuelo.

Ciertos actos de limpieza ritual, así como la ordenación del sacerdocio aarónico, involucraban la mano derecha o el lado derecho. La mano derecha también se usaba en juramentos sobre cuestiones jurídicas, ya que se creía representaba el carácter, la voluntad y las acciones del individuo que prestaba juramento. En la literatura, la mano derecha personificaba el carácter y las hazañas de un rey o deidad, mientras que en la Biblia hebrea representaba la fuerza y provisión máxima de Dios para su pueblo.

Sentarse a la mano derecha de un gobernante o anfitrión significaba ocupar un lugar de máximo honor. Esta posición se consideraba un indicador del poder y la autoridad del que la ocupaba. La persona que se sentaba a la derecha del rey era, como en el modismo actual su “mano derecha”, la persona que actuaba como el agente principal de la autoridad del rey, a través de quien él llevaba  a cabo su trabajo más importante. Además, sentarse al lado derecho era una declaración de fraternidad y favor entre la figura central y el individuo honrado de tal manera.

Jesucristo se representa varias veces en la Biblia como sentado a la mano derecha de Dios el Padre por toda la eternidad.

Así dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.  Salmo 110:1 

Exaltado por el poder  de Dios, y habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, ha derramado esto que ustedes ahora ven y oyen. David no subió al cielo, y sin embargo declaró: »“Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.”  Hechos 2:33-35 

Por su poder,  Dios lo exaltó como Príncipe y Salvador, para que diera a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Hechos 5:31 

¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. Romanos 8:34 

…que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales, Efesios 1:20 

Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Colosenses 3:1 

El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas. ¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás: «Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies»? Hebreos 1:3 

Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, aquel que se sentó a la derecha del trono de la Majestad en el cielo, Hebreos 8:1 

Pero este sacerdote, después de ofrecer por los pecados un solo sacrificio para siempre, se sentó a la derecha de Dios, Hebreos 10:12 

Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Hebreos 12:2 

Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo, quien subió al cielo y tomó su lugar a la derecha de Dios, y a quien están sometidos los ángeles, las autoridades y los poderes. 1Pedro 3:21b-22

 

Rvdo. Nicolás Ocampo J.

Pastor

  

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