Saltar al contenido

Íntima Devoción IEC

Inicio » Blog » Los diez mandamientos – IV Parte

Los diez mandamientos – IV Parte

Para esta ocasión y creo que para otras más, te comparto la admirable e indudable profundidad de La Eterna Palabra de Dios, específicamente en cuanto a los Diez Mandamientos, los cuales comúnmente conocemos desde el Libro de Éxodo capítulo 20, pero que al observar algunos episodios en el libro de Génesis no me cabe duda que desde muchos años antes ya Los Mandamientos de Dios eran ampliamente conocidos además de temidos y tenidos presente para llevar una vida que agradaba a Dios.

Empiezo con el patriarca Abraham que vivió quinientos (500) años antes de que el Señor diera La Ley a Moisés en el Monte Sinaí, cómo guardaba los mandamientos de Dios. Veamos lo que dice el Señor:

Yo haré esto porque Abraham me escuchó y obedeció todos mis requisitos, mandatos, decretos e instrucciones». Génesis 26:5 (NTV)

En este día mientras lees mi saludo te invito a que observes algunos incidentes, relatados en Génesis, que demuestran que los Diez mandamientos, ya eran desde los orígenes del mundo.

En noveno lugar NO dar falso testimonio.

El choque de palabras entre Isaac y Abimelec; y el de Jacob y Esaú respectivamente, demuestran que, la mentira era considerada desde aquellos tiempos como una mala acción a través de usar falsas palabras.

Gen 26:6 Entonces Isaac se quedó en Gerar.

Gen 26:7 Cuando los hombres que vivían allí le preguntaron a Isaac acerca de Rebeca, su esposa, él dijo: «Es mi hermana». Tenía temor de decir: «Ella es mi esposa» porque pensó: «Me matarán para conseguirla, pues es muy hermosa»;

Gen 26:8 pero tiempo después, Abimelec, rey de los filisteos, miró por la ventana y vio a Isaac acariciando a Rebeca.

Gen 26:9  Al instante, Abimelec mandó llamar a Isaac y exclamó: —¡Es evidente que ella es tu esposa! ¿Por qué dijiste: “Es mi hermana”? —Porque tuve temor de que alguien me matara para quitármela —contestó Isaac.

Gen 26:10  —¿Cómo pudiste hacernos semejante cosa? —exclamó Abimelec—. Uno de mis hombres bien podría haber tomado a tu esposa para dormir con ella, y tú nos habrías hecho culpables de un gran pecado.

Gen 26:11  Entonces Abimelec dio esta orden a todo el pueblo: «Cualquiera que toque a este hombre o a su esposa, ¡será ejecutado!». Génesis 26:6-11

Para el segundo caso en mención, sugiero leer Génesis 27:1-45

Finalmente, y en décimo lugar NO codiciar.

El resultado fatal y desastroso de la codicia de Eva prueba que la codicia era pecado:

La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió. Génesis 3:6

Además, la codicia de Lot mostrada en su equivocada elección, fue un pecado que trajo una maldición.

Lot escogió para sí todo el valle del Jordán, que estaba situado al oriente. Se separó de su tío Abram y se mudó allí con sus rebaños y sus siervos. Entonces Abram se estableció en la tierra de Canaán, y Lot movió sus carpas a un lugar cerca de Sodoma y se estableció entre las ciudades de la llanura. Génesis 13:11-12

Espero que este saludo pastoral como todos los demás sea de gran utilidad para tu vida en el espíritu y cada día afirme tu Íntima Devoción con Dios.

Rvdo. Nicolás Ocampo J.
Pastor
  


Descarga este Boletín

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Traducir »