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Oportunidad para todos

Por estos días he oído a muchos cristianos decir que todo esto que está ocurriendo, no es otra cosa sino el castigo de Dios para el mundo. Es posible que sea cierto, es posible que no.

Júzguelo cada uno. Lo que me preocupa es la forma intencional como algunos lo dicen. Dan rienda suelta al odio y con saña desearían que el Señor aniquilara a la gente de una vez por todas. No dan muestra del más mínimo de misericordia hacia los demás. Y aunque es cierto que todo lo que sucede ahora mismo, fue advertido por el Señor Jesús, también el mismo Señor es el que dice: “Misericordia quiero y no sacrificios…

“Pensemos por un instante en la gente que se están yendo a la eternidad sin Cristo Jesús. Me pregunto: ¿Acaso no será ésta la maravillosa oportunidad que la Iglesia tiene para dar la mano a cuantos más podamos y salvarlos de la ira venidera? Dios no quiere una Iglesia como Jonás que en su momento y a regañadientes llevó el Mensaje de Salvación a los encarnizados enemigos del pueblo de Israel, los Asirios.

Pensemos que Dios es un Dios de oportunidades. Que el Señor Jesús no vino a condenar al mundo, sino a salvarlo. Si el mundo se condena es por sí mismo, no porque ese sea el propósito de Dios y no debe ser el de nosotros tampoco.

El Señor no le da importancia a tu estrato socioeconómico, ni siquiera a tu nacionalidad. Dios creó a todas las personas y desea que todos tengamos una estrecha comunión con Él.

Se me ocurre pensar en este momento en el profeta Jonás, que, como la Iglesia, amaba a Dios profundamente, pero no estaba dispuesto a aceptar que Dios mostrara su amor hacia otros pueblos como lo eran los más cerrados enemigos de Israel, los Asirios.

Mientras que este controvertido profeta pensaba que los Asirios, especialmente los de la capital del Imperio, es decir los ninivitas, no merecían escuchar las Buenas Nuevas de salvación, Dios quería que él se las anunciara de todas maneras.

Es por eso que me preocupa que nosotros como iglesia empecemos a pensar como Jonás y negarnos a llevarles la oportunidad a los demás, así no sean de nuestro agrado.

Me preocupa además que resultemos involucrados con aquellos que se parecen a nosotros y que son de nuestro agrado. Seguramente no siempre ese es el plan de Dios.

Si tienes problemas en sentir compasión por los demás, te invito para que veas una que otra noticia, de esas que a veces evitamos, pero que nos muestran la forma tan desesperante como mueren las personas a causa del virus. De verdad duelen las entrañas, pero este dolor se vuelve más intenso, cuando sabemos que murieron sin oportunidad de salvación.

Permíteme te hago un llamado a la reflexión: Si el Señor Jesús pone un llamado en tu corazón, sigue ese llamado, obedécelo y a lo mejor, no solamente te salvará, sino que salvarás muchísimas vidas. Del Señor Jesús aprendamos, fíjate cómo actúa Él:

Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos. Mateo 14:14

 

 

Rvdo. Nicolás Ocampo J.

Pastor

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