»Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el SEÑOR tu Dios. Éxodo 20:12
«Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra.» Efesios 6:2-3
Como lo acaba usted de leer, La Eterna Palabra de Dios nos enseña que es nuestra obligación honrar a nuestros padres y sinceramente no necesitamos un día especial para hacerlo, por tal razón es muy válido que apenas unos días después de la celebración me atreva a escribir sobre esta persona que despierta odios y amores. Sin embargo, el día del padre presenta una oportunidad que tengamos muy presente este Mandamiento y cumplirlo diariamente.
Por supuesto que, un almuerzo, una tarjeta, una corbata nueva, un par de medias, unos pañuelos, no reemplazan una relación continua definida por el amor, el honor y la reverencia, pero de lo que sí estoy seguro es que resulta gratamente sorprendente como un pequeño detalle puede fortalecer ( y por qué no decirlo, volver a entablar) la relación con nuestros papás.
Quizás esa sea una de las razones que me han impulsado a sugerirte que honrar y reverenciar a nuestros padres se puede mostrar a través de pequeñas acciones de amor.
Aprovechemos que en nuestro país se celebra el Día del Padre para volver a fijar nuestra atención en el quinto Mandamiento.
Seguramente nada nos impide hacer una pausa en nuestra vida para reflexionar sobre la historia o los desafíos que enfrentaron nuestros papás, meditar sobre las enseñanzas que nos dejaron, espontáneamente escribirles una “cartica de amor y reconocimiento”, hacerles una llamada telefónica, si tienes redes sociales, postear un mensaje allí, y si te es posible separa un tiempo para que pasen juntos un momento bien lindo, inolvidable y significativo.
Un abrazo a todos los papás que son ejemplo de dedicación, amor y apoyo incondicional para su familia.
Felicito a aquellos padres dedicados, que se ocupan de transmitir los valores espirituales, morales y personales a sus hijos.
Escrito en memoria de mi papá, Don Pastor Ocampo R.