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¿Qué nos está pasando?

Ya esto está pasando de castaño oscuro.

Antes que nada, permítame hacer una precisión. No se dice: “De castaño a oscuro”. Lo correcto es pasar de castaño oscuro, sin la preposición “a”, esa es la manera adecuada para referirse al momento en que se sobrepasan los límites tolerables de una situación o circunstancia.

Ya esto está pasando de castaño oscuro.

Antes que nada, permítame hacer una precisión. No se dice: “De castaño a oscuro”. Lo correcto es pasar de castaño oscuro, sin la preposición “a”, esa es la manera adecuada para referirse al momento en que se sobrepasan los límites tolerables de una situación o circunstancia.

El Diccionario de la lengua española recoge la locución pasar de castaño oscuro, sin la preposición “a”, con el significado de ‘ser demasiado enojoso o grave’.
Por su parte, el Diccionario panhispánico de dudas explica que castaño oscuro es la designación de un solo color, dentro de la gama del castaño, por lo que se desaconseja pasar de castaño a oscuro, como si se tratara de colores diferentes.

Hecha dicha precisión, quiero entrar en materia y plantear la pregunta: ¿Qué pasa con el dinero? Francamente esto está pasando de castaño oscuro. ¿Por qué?

Si nos detenemos por un instante a darle un vistazo al devenir en este mundo, damos por cierto que la mayoría de males y de problemas, se originan por el amor al dinero.

Es escandaloso ver familias destruidas; empresas cerradas, y relaciones rotas entre socios, matrimonios acabados, guerras, corrupción, enemistades en general, y una lista interminable de devastación a todos los niveles, y como si fuera poco, ahora este río contaminado de inmundicia pareciera abrirse paso en la iglesia del Señor logrando enemistad entre hermanos, en muchos casos irreconciliable, a causa del amor al dinero.

Ahora bien, que esto suceda en la sociedad, vaya y venga. Pero qué horror que dicha perversidad se dé al seno de la iglesia, donde se supone que nuestro amor debe estar puesto en Cristo Jesús y no en las cosas perecederas de la tierra.

Juan el bautista preparó el camino para el Mesías que habría de venir. Su labor consistió en preparar el corazón de las personas, eliminando los obstáculos, las barreras y, en fin, todo aquello que estorbara la llegada del Señor Jesús que ya se aproximaba. ¿Cómo lo hacía? Simple, lo hacía con su mensaje acerca del Reino de Dios. Es decir, diciéndonos que quitemos todo tipo de obstáculos que nos impidan tener la comunión con Dios y de paso con los hermanos. A dicha tarea le damos continuidad los pastores.

Quiero que me acompañes a hacer un muy breve recorrido por las Sagradas Escrituras.

Mientras vas leyendo este sencillo saludo, seguramente alguna de estas Escrituras hablará a tu corazón, dándote el privilegio de cambiar tu perspectiva con respecto al dinero, si ese es tu caso. Veamos:

“Y se dirá: ¡Construyan, construyan, preparen el camino! ¡Quiten los obstáculos del camino de mi pueblo!” Isaíaa 57:14

La raíz del amor al dinero la cual es la raíz de todos los males, siembra codicia y avaricia y por supuesto daña tu fe en Jesucristo, además de ser un obstáculo para seguirlo a Él.

Algunas personas confunden las definiciones de codicia con avaricia. ¿Cuál es la diferencia?

– La codicia: es desear algo que no tienes.
– La avaricia: es el desear más de lo que ya tienes.

En la Biblia hay cosas que pasan inadvertidas, pero son altamente significativas: Los evangelios contienen más advertencias contra el dinero y su abuso que sobre cualquier tema. Quiero llamarte la atención a los siguientes detalles: 

Uno de cada cuatro versículos de los evangelios sinópticos: Mateo, Marcos y Lucas, es acerca del dinero.
Uno de cada seis versículos de todo el Nuevo Testamento trata sobre el dinero.

¿A qué se debe esa insistencia de Dios?
Sin duda a que considera que el tema es importante. La mitad de las parábolas de Jesús tratan del dinero.
Consideremos que por amor al dinero Judas vendió al Señor Jesús.
El temible 666, la marca de la Bestia, es una clave para poder comprar y vender, tiene una relación exacta y directa con el dinero.
¿Quién puede evitar esa realidad?
De comprender la importancia que en las Sagradas Escrituras tiene el trato del dinero, depende nuestra vida material.
Observa nuevamente las Sagradas Escrituras:

“El dinero mal habido pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece.” Proverbios 13:11

“Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es absurdo! El trabajador duerme tranquilo, coma mucho o coma poco. Al rico sus muchas riquezas no lo dejan dormir. He visto un mal terrible en esta vida: riquezas acumuladas que redundan en perjuicio de su dueño, y riquezas que se pierden en un mal negocio. Y si llega su dueño a tener un hijo, ya no tendrá nada que dejarle. Tal como salió del vientre de su madre, así se irá: desnudo como vino al mundo, y sin llevarse el fruto de tanto trabajo. Esto es un mal terrible: que tal como viene el hombre, así se va. ¿Y de qué le sirve afanarse tanto para nada? Además, toda su vida come en tinieblas, y en medio de muchas molestias, enfermedades y enojos.”
Eclesiastés 5:10-17

No nos dejemos llevar pues por el sofisma distractor del amor al dinero; si así procedemos, nos vamos a evitar muchos males y problemas.
Recuerda que el hecho que durmamos en un garaje, eso no nos hace carro. De igual manera si ponemos nuestro corazón y amor en el dinero, eso no nos hace invulnerables.
Finalmente ruego tu atención a este muy conocido, pero poco replicado texto:

“Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males.
Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores.”
1Timoteo 6:10

 

Rvdo. Nicolás Ocampo J.

Pastor

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